Sobre Santiago Abascal

Desde luego, no puedo decir que yo sea un fan de Santiago Abascal, el líder de Vox. Le conocí cuando era parte del Partido Popular en el País Vasco, su temperamento me parecía más templado y su indudable carisma aún no había despuntado. Luego, nos hemos cruzado tuits bastante encontrados, y tampoco puedo decir que yo sea el favorito de la muy activa militancia “voxística”, y boxística, en las redes. El lunes, asistí a uno de esos multitudinarios desayunos político-empresariales-periodísticos en torno a Abascal. Pese a que todo lo esperaba, me dejó estupefacto en un par de detalles.

Le pregunté qué pensaba de Trump y se mostró más que comprensivo en la lucha que el muy polémico presidente americano, que ahora precisamente cumple su segundo aniversario en la Casa Blanca, mantiene con los medios de comunicación. Es más, Abascal, se lo dije, me recordó mucho en sus (des)calificaciones hacia los medios nacionales al peor Trump en twitter contra la CNN, el “Washington Post” o el “New York Times”. Es más: pienso que, como el presidente norteamericano, el líder de Vox cree que la hostilidad de los medios españoles –que tampoco es, en general, tanta– le resulta rentable.

Lo segundo que me sorprendió en el “nuevo” Abascal fue el volumen y la seguridad de sus ataques: a la Hacienda la califica de “mafia”, por ejemplo. Y eso que, en el mentado desayuno, procuró mostrarse lo más moderado posible, hallándose en un ambiente sin duda confortable. Conmigo estuvo extremadamente amable, he de decir, aun sabiendo que, sobre ellos, pienso como pienso; pero alguno de sus fans no se reprimió a la hora de lanzar a la cara de este cronista el calificativo de “rojo sin remedio”. Inútil explicar en este ambiente que rojos y azules ya no son lo que eran hasta que llegó la galopada voxiferante. Y otros, empeñados en hablar de las derechas y las izquierdas, ahondado en las dos Españas.

Agradecí a Abascal, eso sí, que, cuando no sabe la respuesta concreta a lo que se le pregunta, lo dice con sinceridad. Le invitan a cientos de actos, conferencias, encuentros con periodistas, y él rechaza muchas de estas comparecencias, creo que por razones de agenda más que otra cosa. Está de moda.

Sobre Santiago Abascal

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