Mujeres contra mujeres

La lucha de la mujer por la igualdad es justa, imparable, necesaria, oportuna y, además, no es la lucha de ellas sino de todos. Especialmente de los hombres. El movimiento feminista, entendido como una corriente, crece de día en día y tiene que convertirse en algo más que cientos de manifestaciones. Tiene que vertebrarse desde la educación y desde la familia, donde empieza todo, donde se sientan las bases de la igualdad y donde todavía existen brechas serias. Y luego seguir en todas las direcciones. Durante siglos la mujer ha sido ciudadana de tercera y la conquista de sus derechos es muy reciente. No solo en España, en todo el mundo. La mujer ha sido cosificada, ignorada, utilizada y, solo en algunos casos, tolerada en la vida pública de los hombres. Hasta hace muy poco. Ahora la mujer ha conquistado la igualdad y lo que le queda por conquistar es solo cuestión de tiempo. De muy poco tiempo.
Una sociedad moderna tiene que establecerse sobre la igualdad. Y, además, las mujeres traen un estilo nuevo, menos contaminado, mejores capacidades para la organización, para la solidaridad, para el entendimiento, para lo práctico. Pueden cambiar muchas cosas que una política hecha por hombres ha convertido en un campo de intereses partidistas. No he sido partidario de las cuotas porque entiendo que denigran a las mujeres. Pero han acelerado esta conquista de la igualdad. Luego deberá primar el mérito y si hay más mujeres mejor preparadas que los hombres, ellas deberían ocupar más cargos. Siguen existiendo muchas barreras y esta sigue siendo una sociedad machista. El problema es qué queremos hacer para cambiarla.
Todas las mujeres quieren la igualdad. Y la inmensa mayoría de los hombres. Hombres y mujeres nos necesitamos en igualdad y, en medio de este desconcierto social que padecemos, prescindir de unas o de otros sería una estupidez. Pero, ¿todas las mujeres piensan lo mismo? En este 8-M se ha visto un intento de patrimonializar el feminismo, excluyendo a todas y todos los que no piensan como el “feminismo oficial” que está copiando las mismas actitudes de la política que hacen los hombres. Lo evidencian los ataques y los insultos a determinadas mujeres de otros partidos como Ciudadanos o el PP. Mujeres contra mujeres.
Está claro que, como decía Concepción Arenal, “la sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano”. Pero si el feminismo solo permite un discurso único, si excluye a una gran cantidad de mujeres que milita en otros partidos o en ninguno, si reduce la lucha a unos postulados ideológicos, si el problema es el hombre... y también la mujer que no acepta el “relato” oficial, acabaremos teniendo más de lo mismo. La lucha es por unos derechos en igualdad, por el respeto a la persona, por unas políticas de familia y una conciliación real, por ayudas para que la mujer pueda ejercer sus derechos, incluido el de la maternidad, por acabar con las brechas salariales y de poder, por poner coto a la violencia contra la mujer. Si las mujeres avanzan juntas, libres en sus capacidades y en su personalidad, no habrá barreras. Si se dividen y otorgan “carnés” de buenas y malas feministas no solo perderán ellas. Perderemos todos.

Mujeres contra mujeres

Te puede interesar