CARGAR CON LA MOCHILA

Marcarse un ambicioso objetivo clasificatorio en el mes de junio, sin haber configurado la plantilla y sin conocer el nivel de las de los rivales es, cuando menos, temerario. Por mucho que se quieran crear expectativas para ilusionar a la afición y vender muchos carnés en verano. Lo lógico es ir paso a paso. El Arosa no lo ha hecho. Se puso la etiqueta de aspirante al play-off cuando ni siquiera había empezado el verano. Una mochila con la que, sobre todo, tendrá que cargar ahora el entrenador, en el centro de la diana. Expuesto a unas exigencias que en más de dos décadas no ha tenido ningún otro en A Lomba.
Ni por presupuesto ni por historia reciente (la última vez que peleó por Segunda B ningún jugador de todos los equipos de cantera había nacido) el Arosa debería asumir la responsabilidad de partir como candidato. Otra cosa es lo que venga luego.
No hay duda de que por afición sí merece esa etiqueta. Es la mejor de Tercera. Pero al final, los jugadores van a ir a los equipos que más paguen o más cerca queden de sus casas. Y  en eso el Arosa está en clara desventaja  con otros.

CARGAR CON LA MOCHILA

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