Gracias míster, siempre en mi equipo

Gracias míster, siempre en mi equipo
Piscis da indicaciones durante el partido gonzalo salgado

Se marchó como llegó. Sin hacer ruido. Midiendo sus palabras. Con esa obsesión de tenerlo todo bajo control. Curiosamente la clave de su éxito. Trabajó duro en el día a día. Se dedicó en cuerpo y alma. Devolvió al Arosa a su sitio natural en tres meses de cuento de hadas. Los resignados volvieron a creer y los que le habían dado la espalda al club tras muchos años de desengaño regresaron a A Lomba. La corriente de ilusión y  alegría trocó en torbellino en Tercera. Líderes. Cayó el Pontevedra en “La Catedral” y fue difícil canalizar tantas emociones. A partir de ahí el camino se trabó. Se acabó el factor sorpresa. Para entonces ya había recuperado algo importante para el club en Galicia: Respeto.


Con viento en contra mantuvo un rumbo fijo, con sus ideas y su forma de entender el juego y a los jugadores. Algunos crecieron, les sacó todo el jugo. Otros en cambio no cuajaron. Un objetivo temerario por estas fechas el año pasado empezó a cavar su tumba. Desgastado, quiso reciclarse y buscar otros caminos, siempre apoyándose en los pesos pesados, egoístas por naturaleza. Echó mano de la cantera. Mantuvo el tipo y el tono, peleando contra su rudo carácter. Deja legado. Honrado, currante, leal. De los que no quieres tener enfrente, sino siempre en tu equipo. Gracias míster.
 

Gracias míster, siempre en mi equipo

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