Autocrítica

Las elecciones en Cataluña han mantenido el equilibrio preexistente entre las fuerzas independentistas y “unionistas”, pero han producido un terremoto en el PP en aquella comunidad, que ha quedado como una formación con representación parlamentaria residual. Que el partido que gobierna España quede reducido a la mínima expresión en Cataluña es una pésima noticia. Y la debacle debería haber merecido autocrítica y asunción de responsabilidades políticas no solo en Cataluña. Porque Rajoy se comprometió en la campaña para compensar los mínimos entusiasmos que despertaba su candidato. Y como nadie le hubiera negado los méritos de un hipotético éxito, no parecerá injusto cargarle parte de la factura del desastre. También Soraya Sáenz de Santamaría presumió de haber descabezado al independentismo, una afirmación tan radical que a la vista de los resultados habría merecido un acto de contrición.
Una semana después, solo un dirigente del PP catalán, el secretario de Estudios Juan Arza, ha presentado su dimisión. Y al explicarla ha hecho una autocrítica serena, punzante y global. Reconoce que su partido ha demostrado dureza con las élites, pero se ha olvidado de ofrecer a los ciudadanos una política y un relato alternativos. Dice que se va por responsabilidad política y para enviar una señal a la sociedad catalana de que ha entendido el mensaje depositado en las urnas. Cree además que debía dar un paso atrás para propiciar una renovación que evite al PP convertirse en irrelevante e, incluso, en extraparlamentario. Y ha cargado contra la gestión policial del 1 de octubre, un desastre operativo y de comunicación en el que no se actuó ni con diligencia ni con eficacia. Un despropósito que, en su opinión, debería llevar a asumir a quien corresponda responsabilidades políticas. El ministro Zoido no se ha dado por enterado.
Se le podría reprochar a este dirigente popular no haber levantado la voz antes, pero con su dimisión salda la carencia. Se podrá pensar que su perfil no es relevante en el PP catalán, pero tampoco nos podemos poner exigentes cuando un ejército de gente relevante del PP esconde la cabeza y calla, o recita el argumentario dictado y deriva las responsabilidades de su fracaso hacia el exitoso Ciudadanos e Inés Arrimadas. Una rival a la que un estrafalario Rafael Hernando ha tildado de irresponsable por no intentar formar gobierno habiendo sido la formación más votada. Olvida Hernando que fue precisamente lo que hizo Rajoy cuando el rey le ofreció formar gobierno tras las elecciones de 2015. O quizás no lo haya olvidado pero piense que el resto de los ciudadanos somos imbéciles u olvidadizos.

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