Elecciones municipales

El pasado 26 de mayo se celebraron las elecciones al Ayuntamiento y también las europeas; para el ciudadano, las más cercanas y de mayor interés son las que le conciernen a lo que ve y toca, es decir, a lo cotidiano que puede observar, cómo va su ciudad y también su vida. Las europeas, aunque de interés, no lo son tanto por su lejanía y la falta de empatía con los electos a aquel Parlamento. Rara vez un ciudadano conoce al representante europeo, debido a que no es una elección directa y con conocimiento de quién le representa.

Por tanto hablaré de las municipales, porque son las que de verdad interesan al ciudadano. La Marea, que había entrado triunfante en el palacio de María Pita, salió como se esperaba y aún debe agradecer a los votantes que no saliese peor parada, después de su fracaso al frente de la institución municipal. El depósito de esperanza que se le prestó al inicio poco a poco desapareció. La Marea había perdido su encanto y se mantuvo gracias al apoyo socialista, algo que los miembros de la Marea nunca supieron interpretar, como tampoco lo hicieron en las propuestas ciudadanas y en dejar de lado los sentimiento de la ciudad, en clara sintonía de que habían ganado unas elecciones y se consideraban los dueños de palacio. Era solo un préstamo temporal que el pueblo hizo a la Marea para que se lo devolviese cuatro años más tarde. Pero dilapidó el crédito y ha salido por la puerta de atrás y gracias que, pese al descalabro, el resultado para ellos aún es menos malo de lo que se podía predecir.

Con la nueva situación, los socialistas y los populares se presentan con un nuevo orden salido de estos comicios. Los primeros juegan un partido en prórroga por los resultados favorables de las elecciones generales y la mala campaña de los populares, pero ambos tendrán que demostrar que están dispuestos al diálogo con el pueblo, pese a completar alianzas con otras fuerzas. Los populares tendrán algún día que hablar y reponer los honores que en su momento le retiraron a la Virgen del Rosario, que fue la causa, entre otras, de que perdiesen las elecciones del 2015. El pueblo voto en la conciencia de que cada uno cumpla lo prometido y que ninguno de los partidos ose imitar a la Marea en el futuro. La lección que no fueron capaces de aprender aquellos, la deben asumir los partidos salidos de las urnas. Es un precedente a tener en cuenta.

Los resultados globales son cuanto menos mejorables; ahora cada partido tiene que poner toda la honorabilidad y el prestigio en convencer al electorado del crédito que se les otorga para los próximos cuatro años. La ciudad ha quedado muy tocada de los últimos ocho años de mandato de populares y peor todavía del periodo de la Marea, que, por no saber, no supo hacer nada y la ciudad ahora está que da pena. De modo que queda mucho trabajo por hacer a los que han sido electos y tendrán que trabajar arreo para convencer a la población de que la elección ha sido la acertada. De lo contrario estaremos perdiendo otros cuatro años. Señores concejales, la suerte está echada y la ciudad les aguarda con impaciencia su vuelta al trabajo. 

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