La fotogenia del alcalde

Desde hace algún tiempo la fotogenia del alcalde coruñés ha sufrido un cambio radical en su expresión de cuando llegó tan risueño a la Alcaldía, ahora se muestra más molesto y enfurruñado con todo el mundo que no piensa o actúa como desea y encima la culpa es de todo lo que se mueve en la foto, menos él. Que en realidad viene a ser el culpable de toda la movida institucional que perjudica a La Coruña en la parte social y económica. 
La toma de Ferreiro al salir en una foto puede decir mucho en beneficio de su figura, así como el ahondar de la crítica por su controvertido mal humor hacia los socialistas de una manera más acentuada, pese a que son su verdadero valedor y mantenedor en el sillón que ahora tiene y disfruta de cara a la historia de esta ciudad, la cual le pondrá en su lugar cuando su mandato expire.
La parte principal que se nota en todos los actos de trascendencia municipal es un enorme disgusto interior, que lo expresa con creces y lo exterioriza abiertamente en su imagen, cuando debiera ser más consciente de que en público la ciudadanía espera una actitud más dialogante y distendida de la que aparece en la foto, molesto por no hacer los demás lo que él quiere, desea o pretende. Para ello tenía que haberlo pensado antes de asumir ser responsable de hacerse cargo de la Alcaldía sin más. Su desgaste, cuando ya ha transcurrido casi un año de legislatura, es muy acusado y, por tanto, le quedan otros tres para proyectar la imagen de la ciudad, pero la realidad es muy tozuda y Ferreiro aún no la entendió ni se ha dado cuenta de lo que tiene entre manos. Una Alcaldía que requiere mucho trabajo y rendimiento.
Cuando hablo de responsabilidad es la que representa en todo su conjunto cuando se gobierna en minoría y se tiene el camino acotado por la falta de negociación y diálogo con la oposición. De este modo el desgaste para el gobernante es mayor y la oposición apenas lo nota y llega mejor situada a los siguientes comicios. 
Cosa muy diferente es que Ferreiro hubiese rechazado el plan de apoyo socialista y obligando a éstos a entrar en un gobierno municipal bipartito ó tripartito, con lo cual le endosaría una parte del problema a la actual oposición en la toma de decisiones. Lo que sería un gobierno a compartir la responsabilidad y entonces el desgaste sería también compartido en la misma medida en que se tomase la forma de negociar y aprobar en conjunto las medidas en los plenos.
A día de hoy Ferreiro tiene un gran problema fotogénico que dice mucho de su persona, la de un Alcalde a merced de sus ideas, poco comunicativo y carente de recursos. Desde luego, no cabe duda que una imagen vale más que mil palabras.

La fotogenia del alcalde

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