El recibo de la luz

El importe del recibo de la luz es cada vez más insoportable debido a que no deja de subir y subir –en lo que va de año ya lo ha hecho casi en un 20%–. Los hogares tienen cada vez menos cosas enchufadas a la red, se cambian y se apagan las bombillas del denominado costo energético, se consume menos electricidad, pero a la hora de pagar no deja de subir el recibo cada vez más consumiendo cada vez menos.
La sociedad ha llegado a una situación dramática, que en Galicia afecta a casi 50.000 familias que tienen problemas para pagar la luz, aparte de la hipoteca o el alquiler de su vivienda, agua y gas, pese a que la economía creció en el 2015, el 3,2% y se han creado más de 32.000 nuevos puestos de trabajo. Pero estos datos, que son buenos, no son suficientes y sigue habiendo miles de hogares que atraviesan apuros económicos, si bien es cierto que la situación mejoró con respecto al bienio 2012-2013, pero no es consuelo para el que no puede pagar o tiene problemas para llegar a fin de mes.
Los recibos de la luz, el gas y el agua son los que más se han encarecido en los últimos años, sin una causa aparente, sino más bien por criterios ajenos al consumo real del ciudadano, cuya repercusión está en el propio recibo a la hora de ser abonado con una retahíla de cosas que nada tienen que ver con el consumo y que es obligado a soportar, cuando uno no tuvo arte ni parte en el reparto del pastel. No cabe duda de que el sector servicios es un negocio genial y seguro para las compañías. Lo malo de esta situación para afrontar el pago de los recibos es que esta se agrava por el empleo precario, lo que agudiza el problema laboral y afecta a uno de cada cinco empleados, de modo que con lo que perciben no les llega para afrontar el pago de la vivienda, su alimentación y los recibos del gas, luz y agua. Pese al aumento del empleo, la riqueza de Galicia se estanca, ya que hay más trabajadores, pero con menor salario.
No es de extrañar que Cáritas haya alertado de que más de 500.000 gallegos estén en riesgo de exclusión social y que existan más 130.000 en el umbral de la pobreza. De modo que los recibos de los servicios deberían estar fiscalizados, porque las grandes compañías que los prestan son oligopolios, sin posibilidad alguna de competencia en el mercado, al actuar como productores y de servicios externos, pero con peaje al igual que una autopista, en este caso por la conducción eléctrica y gas, la compañía de aguas por una serie de cargos que nada tienen que ver con su recibo, pero es una excusa de la municipalidad y el agua, que es tan barata, resulta que también se paga cara.
Es la cara de unos servicios caros, en general, y pésimos en cuanto a su prestación.

El recibo de la luz

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