Siembran la duda y callan la verdad

El precio de las materias primas es algo de lo que se está hablando poco y beneficiando a los clanes poderosos en perjuicio de todos los pueblos de este planeta llamado Tierra, los medios en general no hablan de estos temas ó en pocos casos lo hacen a no ser que en algún rincón del globo haya una tremenda hambruna y ahí se presentan las aves de rapiña para hacerse con un suculento botín en medio de todo el caos producido. Dicho esto, me estoy refiriendo en primer lugar a los mercados de valores donde se cotizan y cuyo precio es arbitrario en consonancia con las ganancias que algunos pretenden en determinados momentos, subiendo o bajando el precio de las materias primas a su antojo y voluntad.
Es el caso de las petroleras, las cuales apoyadas en dichos corros de valores, han pasado de tener un barril de crudo a casi 110 dólares en el mes de junio de 2014, a estar a mediados de febrero del 2015 a poco más de 60, y alrededor de 30 a comienzos del 2016. No repercutiendo esta bajada en los combustibles y lo más grave, según las mismas fuentes, creen que el precio seguirá bajo durante todo este año. Así BP, estima que su rango estará por encima de los 50 dólares, mientras que Repsol, se muestra más optimista y apuesta por un precio cercano a los 90 dólares, descartando las petroleras realizar inversiones en Europa para futuros proyectos, por razones técnicas y económicas, apostando por otros mercados no convencionales. Lo cual significa que las fuentes se muestran interesadas a la hora de las valoraciones en su propio beneficio para evitar la bajada del petróleo en los puntos de distribución.
Mientras que el presidente de la CNMC, celebra muy eufórico y nadie le ha criticado por ello, al decir que “la gasolina está más barata que un café de Starbucks”. Siendo no sólo una metedura de pata, sino una grave falta de rigor en sus comparaciones, ante esto poco se puede hacer y sí saber en que manos estamos y que miembros rigen nuestros destinos, para José María Marín Quemada, es más fácil decir una gracia, que no la tiene, que abrir los cauces de investigación a las petroleras para averiguar el precio real del carburante en las estaciones de servicio a los usuarios y se escuda en una absurda respuesta que no viene al caso y deja desamparado al sufrido consumidor.
También Moody’s, al afirmar “que la caída del petróleo no impulsará la economía global”. Que interés tiene esta firma en que no baje su precio, ¿Acaso está cogido con un corralito de papel en su cartera a precios elevados? Si es así, querrá colocarla en el mercado de futuros, antes de que se precipite más su caída y sus pérdidas sean mayores. Todos los aprendices en economía saben que unos precios energéticos baratos contribuyen a una mayor productividad y a reducir las tasas de paro, creando de este modo un mayor bienestar en las clases trabajadoras y un aumento del capital.

Siembran la duda y callan la verdad

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