Urbanismo y sus licencias

En nuestra ciudad el departamento de Urbanismo y la concesión de una licencia de obra van de la mano con una alarmante parsimonia. Hay edificios en rehabilitación y bajos en reformas que llevan meses esperando el susodicho permiso y el Ayuntamiento, a lo suyo, que las prisas no van con ellos, ni tampoco la diligencia de los trámites burocráticos. Un edificio que se sepa lleva nueve años esperando por el permiso de obra en Juan Flórez 74, y allí sigue a medio finalizar el voladizo que se le añadió. 
No hay más que echar mano de los números y se ve que con respecto al ejercicio del 2015, se lleva la mitad de las licencias solicitadas y cada vez el trabajo se acumula más en Urbanismo, lo que a este paso tendrá que hacer un gran esfuerzo, sino quiere llegar al final de la legislatura con permisos solicitados y sin conceder, lo que es un perjuicio para el solicitante, económico para el empresario y para la creación de empleo, lo que perjudica a toda la economía local.
Al gobierno de la Marea debería preocuparle esta situación llevada tan al límite, por el grave problema que representa el tener paralizados los muchos proyectos de urbanismo en la ciudad, con cientos de solicitudes sin tramitar. Los ediles responsables se excusan en una falacia tan vulgar como “la falta de personal”, algo irreverente a la razón de los ciudadanos que tienen por delante la responsabilidad de crear empleo y riqueza, no es entendible por nadie en su pleno sentido racional. 
Hay que tener en cuenta que el parque urbano de esta ciudad en casi en el 75% de sus viviendas pasan de los 20 años de antigüedad, por tanto requieren ser reformadas en mayor o menor medida; de lo contrario entramos a formar parte de una ciudad ruinosa y los edificios cayéndose a trozos y los bajos comerciales cerrados, lo que acabará con la vida económica. Teniendo en cuenta que la población ya hace milagros para poder trabajar en donde sea y si Urbanismo sigue en su tesitura, pronto no habrá quien quiera comprar nada en A Coruña para reformar o rehabilitar, porque no será rentable. Incluso el municipio perderá unos jugosos ingresos por licencia de obras, sobre las 103.000 viviendas de la ciudad, de las cuales algo más de 20.000 están vacías, que si se compran tendrán que hacer alguna reforma, pero si la demora es larga en la espera de la licencia municipal no habrá inversores que quiera sufrir un riesgo inútil.
Los tiempos van cambiando, pero los dirigentes de la Marea parece que se eternizan, debido a que no dan salida al trabajo que se les acumula y los ciudadanos van perdiendo su confianza en los regidores a la velocidad contraria con que ellos ralentizan la concesión de licencias para llevar a cabo las obras precisas que conlleva una inversión, la creación de trabajo y el bienestar social económico. Ya hay propietarios que antes de afrontar esta situación, prefieren vender las fincas e incluso la banca ofrece propiedades casi en abandono a los promotores. Por lo que se ve, los planes municipales no van de la mano de sus ciudadanos y así nos va.  

Urbanismo y sus licencias

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