Victoria sobre una moción

os socialistas han lanzado un órdago al Gobierno presidido por Mariano Rajoy, en forma de moción de censura y la han ganado contra todo pronóstico inicial. La triunfal postura del Gobierno de la nación, al quedar aprobados los presupuestos generales con el voto vasco, a cuenta de una suculenta ayuda económica de más de quinientos millones de euros, se volvió al día siguiente una espina en la garganta de los populares, al conocerse la sentencia de la Gurtel, que les dejaba con los coloretes al aire. Aquello presentaba mala pinta y constituía una puya para la oposición, en general. De hecho, todos los partidos clamaron contra la presidencia al unísono. Quizás el más comedido fue Ciudadanos, que, como socio de gobierno, pedía tímidamente elecciones anticipadas. Pero Pedro Sánchez, clavó el dilema: “Moción de censura” en toda regla.
Los populares habían quedado mal parados y sin tiempo de reacción después de la sentencia y aprovechada por Pedro Sánchez, para poner contra las cuerdas a todo el Gobierno español, con su apretada moción, de la cual nadie esperaba que saliese adelante, en un principio, pero se fue fraguando y los socialistas, con apenas 84 diputados, tumbaron al Gobierno y sus socios de referencia. Una nueva etapa se abría en el panorama español. Sánchez había logrado vía moción lo que no había conseguido en los resultados electorales. Después de su estrepitoso fracaso, que le obligó a dimitir de sus obligaciones políticas, regresó para triunfar y lo hizo al menos por un día, en el que casi toda la Cámara le prestó su apoyo y dejó al líder popular en fuera de juego.
Quizás Sánchez en esta nueva aventura aprendió algo de sus errores pasados y está ante una nueva vida política. Pero en las actuales condiciones de un Parlamento tan fragmentado nada puede hacer y sí esperar la factura de todos los que le apoyaron para echar a Rajoy de su puesto, por lo que las elecciones pueden estar al caer. Con 84 diputados en una cámara de 350 poco o nada se puede hacer. A eso hay que añadir los problemas existentes, entre ellos el órdago catalán y su proceso judicial, con unos grupos de nacionalistas e independentistas que azuzan la Cámara y con los que no se puede contar, salvo para la ruptura de España, tal y como hoy la conocemos.
Por tanto, la victoria socialista, se ha convertido en pírrica, de corta duración y de muchos problemas en el camino, que le levantarán costosos dolores de cabeza al secretario general del PSOE. Esto no ha hecho más que empezar. O se va a unas elecciones anticipadas a la mayor brevedad y con un nuevo sistema electoral que permita ser más transparentes y tener equidad en los resultados o tenemos otro lío soberano armado al tipo catalán, pero con una amalgama partidista dentro del Parlamento que será peor que una jaula de grillos repartiéndose una lechuga. 

Victoria sobre una moción

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