COSTAS Y SENSIBILIDAD

La máquina de la Justicia es injusta por su lentitud, que permite delincuentes que se marchan de rositas por aplicación de la prescripción y demás zarandajas liberadoras en instrucciones y tramitaciones de juzgados y tribunales. Pero cuando esta maquinaria comienza su cruel andadura administrativa no la detiene nadie… Ríase del Tribunal de la Inquisición al lado de la administración judicial y sus procedimientos. 
Así Ana María Vidal-Abarca, cofundadora de la Asociación de Víctimas del terrorismo –fallecida el pasado 2015– y sus cuatro hijas han recibido una notificación de la Abogacía del Estado reclamándoles 6.000 euros en concepto de costas, porque la Audiencia Nacional les desestimó la demanda presentada contra el Estado por negligencia al no detener a los etarras Lorenzo Ayestarán, “Fanecas”, e Ignacio Arregui, “Iñaki de Rentería”, coautores del asesinato del comandante del Ejército Jesús Velasco. Gravísimas negligencias judiciales que impidieron atrapar a tan sanguinarios criminales. El Bien tirado por los suelos y el Mal enaltecido. Summum ius summa injuria. La muerte del justo. La iniquidad como telón de fondo disfrazado de triquiñuelas penales.
¿Cuál es la esencia del hombre? Lo planteó un tal Sócrates, que prefirió cumplir su sentencia de muerte antes que no aceptar las leyes de la polis. Soy incapaz de reconocer si se ha cumplido o no, en el caso que nos ocupa, con la norma. Pero sí echo de menos falta de sensibilidad y respeto ante la humillación inferida a esta familia mutilada. Más si leemos el Código de Justiniano en relación con el demandado: “Es ley general que nadie debe ser juez de sí mismo ni declarar derecho (abono de costas) para sí”. Concordante con otro aforismo del famoso jurisconsulto romano: “El vencido pague las costas, salvo si fue condenado por cosa dudosa”. ¿Hay algo más grande que defender la propia dignidad?

COSTAS Y SENSIBILIDAD

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