Elogio de la ironía

Un ruidoso aplauso a nuestro lector, Andrés García, que en la sección ‘’La gaceta’’ contesta ‘’a la gallega’’ la declaración como testigo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Un análisis tan breve como profundo sobre nuestra idiosincrasia y los tópicos con que los mesetarios tratan de zaherirnos cuando nos ven en una escalera e ignoran si subimos o bajamos. Va a suceder que al mandamás del PP, que gana todas las elecciones, nos recupera la economía, vence al paro y nos lanza por el buen camino, es el responsable de todos los males. Inluso de los cometidos por el socialista Pedro Sánchez y el podemita Pablo Iglesias, que se arrogan ser los representantes de la izquierda pura y dura.
Pues va a ser que los abogados acusadores comparecientes fueron tan necios como incompetentes evidenciando que la dialéctica no es lo suyo. Olvidaron la ironía. Nuestra ‘’retranca’’ para decir una cosa que no deja lugar a duda sobre su verdadero sentido. El empleo de un tono burlón, si ustedes quieren, entre dos hechos que se contradicen. Es la negra sombra que asombra. O el paisaje irreal de bosques oscuros y lluvia horizontal. Orballo que subsiste como morada de vivos junto a cuentos de lareira con ánimas cabalgando prados y rías de plata. Mentes retorcidas. Expresiones opacas en el espejo irónico proyectado al camino. Que se utiliza en determinadas situaciones.
Por significativo es, además, algo consustancial. Algo que se posee de una vez y para siempre. Algo, en fin, que se es y no que se tiene (Tizón). Ferrater Mora alude a una actitud que expresa un aparente rodeo. Sin embargo, la ironía es un disfraz de la verdad, utilizándola como revuelo de golondrina (alusión-elusión) que desconfía o cree poco en lo que dice. Simbiosis de pudor y escepticismo superado con creces por Rajoy. No es igual amar y ser amado, que ironizar y ser odiado. Ahí radica la grandeza de nuestro paisano.

Elogio de la ironía

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