Me quedo con lo bueno del COVID-19

Hemos vivido un momento histórico. Aún lo estamos viviendo. Como todos los momentos históricos tienen sus cosas buenas y sus cosas negativas. Yo, de este momento, me voy a quedar con lo bueno.
Me voy a quedar con los aplausos a las 8, sobre todo los primeros días. Eran momentos en que me volví muy sensible (creo que todos) y se me saltaban las lágrimas todos los días a las 8 de la tarde. Estábamos convencidos de que nos íbamos a contagiar casi todos. Tuvimos que superar el miedo (aunque lo disimulamos muy bien, sí que lo hemos pasado, somos humanos). 
Me quedo con la población que no ha venido a los Servicios de Urgencias (unos por miedo, otros por responsabilidad y sentido común) y que nos ha permitido dedicar todo nuestro esfuerzo a los pacientes respiratorios y a los más graves que si han acudido. Les insto a que sigan siendo responsables y vengan solo cuando es necesario.
Me quedo con la colaboración de muchos profesionales del Hospital que nos han ayudado en nuestro día a día para soportar la carga de trabajo y de tensión que este momento histórico nos está proporcionando. Hemos recibido un gran apoyo de todos ellos y seria largo y cansado mencionarlos a todos. Menciono especialmente al Servicio de Rehabilitación de Montecelo. ¡“Chapeau”!.
No me quedo con las personas que nos han tratado como apestados (dentro y fuera del Hospital) solo por el hecho de trabajar en Urgencias y estar en contacto con pacientes COVID. Aun así, respeto el miedo de quien no ha podido controlarlo. 
No me quedo con los terroristas que se han dedicado a difundir bulos y “fakes” que solo han llevado a envenenar el ambiente y provocar situaciones de pánico.
Me quedo con todos los profesionales que han estado trabajando con los EPIs. Me quedo con los compañeros de los Servicios de Urgencias de Galicia y de toda España que en estos momentos somos una piña, reclamando una Especialidad que todos piden pero que nunca llega. Gracias, colegas.
No me quedo con todos los políticos y dirigentes, que se dedican a exigir y a discutir sin aportar soluciones. Les reto a que trabajen con un EPI durante solo 4 horas seguidas, haciéndose heridas en la nariz, con dolor insoportable en las orejas, con las gafas empañadas, con afonía por gritar para que se te pueda escuchar, sin poder respirar por la mascarilla, deshidratados por el sudor y que, después de estas 4 horas, hablen de recortes en la Sanidad.
Me quedo con ser uno de los Servicios de Urgencias de España que menos sanitarios contagiados ha tenido en estos meses. A pesar de los escasos EPIs al principio, a pesar de las mascarillas defectuosas, a pesar de todas las incomodidades. Espero y deseo que sigamos así.
Me quedo con mi familia que me ha soportado al llegar a casa, siguiendo trabajando, compartiendo mis miedos, pero que me ha reconfortado dándome su cariño.
Pero, sobre todo, me quedo con todo el personal de mi Servicio de Urgencias (médicos, personal de enfermería, celadores, administrativos, personal de limpieza) que han actuado de manera encomiable. Desde el primer momento se han enfrentado a un enemigo invisible con valentía, sin dejar percibir el miedo, con buena disposición, trabajando en condiciones límites de agotamiento físico y psíquico, pero con un sentimiento de Equipo y llenos de solidaridad para con todos a pesar de todas las dificultades que en estos meses nos hemos encontrado. Me siento orgulloso de coordinar a estos auténticos profesionales. Muchas gracias a todos.
Ahora nos toca seguir pidiendo, no tantos aplausos sino la responsabilidad de la gente, acatando las normas, cumpliendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias (higiene de manos, distancia de seguridad, no aglomeraciones), acudiendo a los servicios sanitarios adecuados (Centros Salud, PACs de Atención Primaria), dejando el Hospital solo cuando sea estrictamente necesario. Esto no ha acabado, pero tenemos que seguir quedándonos con lo bueno, por favor.

Me quedo con lo bueno del COVID-19

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