El Nacional-botiguerismo

s en sus orígenes y desarrollo un movimiento de naturaleza mercantil e ideología societaria encaminado a sostener una élite burguesa que, incapaz de poner en valor su quehacer empresarial, ha preferido poner a su nombre a sus clientes, obligándolos a aceptar un baluarte autárquico en el que se ha de consumir lo que ellos produzcan porque solo ellos están autorizados a hacerlo; vicio heredado de la dictadura franquista.
Para el logro de ese perverso fin en democracia, han centrado todos sus esfuerzos en educar a sus ciudadanos en el clientelismo social y político, es decir, el patriotismo, de tal modo que ahora no tienen clientes sino patriotas. 
Tenderos, se podría pensar, pero no lo son, porque en este negocio de la política y el gobierno no rige la venta sino el aprovechamiento de lo público sin ofrecer nada de su caudal privado, tal como hacen los nobles comerciantes que arriesgan sus propiedades en el negocio. Son botigueros, porque venden, pero no por su valía ni el de su putrefacta mercancía, la de la insolidaridad y el odio. Son parásitos  de lo social en el viejo negocio de prostituir voluntades populares  y abrogar singularidades para un único fin, apoderarse de ellas y gobernarlas a su antojo. Y es esa perversa voluntad por lo que, en esta deriva autoritaria, se suman fuerzas de lo peor de las izquierdas y lo más rancio de las derechas.

El Nacional-botiguerismo

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