El máster de Cifuentes

Escribió Miguel Platón en el libro ¡Que políticos tan divertidos! que Pio Cabanillas definía la política “como una cacería en Gredos: nadie se ocupa de las piezas pequeñas, pero basta que un ejemplar de más peso asome la cabeza para que haya cazadores dispuestos a volársela”.
Recupero esta muestra de sabiduría galaica de nuestro compatriota a propósito del lío de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que está en entredicho por presuntas irregularidades reveladas por un diario digital en la obtención del título del master en Derecho Público Autonómico en el año 2012.
La presidenta Cifuentes, una pieza política de “caza mayor”, se considera víctima del “fuego amigo” por su lucha para acabar con la corrupción y limpiar el partido en Madrid. “Levantar alfombras y regenerar la vida política y las instituciones, afecte a quien afecte, tiene un alto precio”, señala.
Pero “nemo malus nisi probetur” y la señora Cifuentes goza de la presunción de inocencia. Hoy se somete a un difícil “examen de grado político” en la Asamblea de la Comunidad y en esa comparecencia tiene la oportunidad de acabar con las dudas acreditando documentalmente que realizó el máster, aprobó las asignaturas y presentó el trabajo preceptivo en esta acción formativa. Es la condición necesaria para su supervivencia política.
También está en cuestión la Universidad Rey Juan Carlos que, por su propia reputación académica, debe aportar las conclusiones de la investigación interna. No tiene fácil explicar por qué se corrigen en 2014 las calificaciones de un curso realizado en 2012.
Pero acabe como acabe, este caso debe servir para que todas las universidades abran un debate sobre prácticas académicas deshonestas o poco rigurosas en la “burbuja” de los másteres. La periodista Tamara Montero publicó en La Voz de Galicia que “una decena de páginas web ofrecen servicios para asesorar e incluso redactar proyectos académicos completos” y que “universitarios gallegos reconocen que han presentado trabajos plagiados”.
Son dos conclusiones demoledoras que extienden la creencia de que la enseñanza superior, incluidos los Trabajos Fin de Grado y los másteres, entró en “modo relajación”, es un coladero.
Que las universidades recuperen el rigor y la exigencia en el grado y posgrado es la premisa necesaria para que también recuperen el nivel académico en la formación de los alumnos de hoy que serán los dirigentes políticos, económicos y sociales del mañana. No es mucho pedir.

El máster de Cifuentes

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