El mercado político de primavera

Se mueve el mercado político de primavera y ya son varios los ex cargos populares y socialistas que se van a Ciudadanos; 20 podemitas acompañarán al díscolo Errejón y otros políticos recalarán en Vox. Menos mediáticos son los trasvases que se conocen en Galicia que, por ahora, se reducen a políticos desahuciados y a algunos concejales en activo, caso de Ourense. 

Allí dos concejales del PP, el que era número dos en el concello y una diputada provincial procedente de Xinzo, fueron seducidos por Ciudadanos. Están en su legítimo derecho de irse, pero ofende a la inteligencia que estos ediles que llevan años viviendo al amparo del PP, digan ahora que “Ourense necesita mejores políticos”. No es creíble que no percibieran antes “las actitudes sectarias o las políticas conservadoras” populares que ellos defendían.  

Pero nada que objetar, en política también rige la ley de la oferta y la demanda, aunque no es ejemplarizante que políticos “quemados” en un partido sean acogidos en otra formación por puro oportunismo político, sin que aporten idea alguna. La imagen que dan -estos y otros fugados- es que se venden al mejor postor, en este caso a un partido que les ofrece ahora una dote política mejor que la del PP. Ahora bien, el transfuguismo que de verdad “sulibeya” a muchos ciudadanos es el de un ex dirigente del nacionalismo y la izquierda sindical que se convierte en apóstol del ideario de Vox. Ramón Maceiras justifica su transformación ideológica como “el cambio de un ciudadano que ve peligrar la viabilidad del Estado”. 

Sorprende que se queje de que algunos amigos dejaran de hablarle y que no entienda  que la gente reaccionara tan mal, “he tenido incluso que bloquear a algunas personas…”. Su sorpresa me recuerda Rodrigo Duterte, el histriónico presidente de Filipinas, que llamó hijo de p. a Obama y al ver la reacción airada del presidente americano dijo sin inmutarse: “no entiendo como se lo toma como un insulto personal, yo no quería ofenderle”. 

En fin, que los fugados buscan acomodo político y abrazan sin ruborizarse la causa de la competencia. Allá ellos, pero deben saber que, parafraseando a Cánovas, sucumbir a la tentación cegadora del poder conduce demasiadas veces a las mayores indignidades.  

Nota a pie de página: El viernes se produjo el relevo, modélico e inteligente, en la dirección de El Progreso. Mil primaveras de merecido descanso para el gran director que fue Lois Caeiro y exitosa singladura para Alfonso A. Riveiro, un profesional contrastado.

El mercado político de primavera

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