La “regueifa” de los miércoles

ada vez que veo una sesión de control al Gobierno -en Madrid o en Galicia- encuentro más parecido entre esas citas periódicas del Ejecutivo y la oposición en el Congreso con la tradición secular galaica de las regueifas, el desafío improvisado entre dos recitadores que combaten dialécticamente con ingenio y picardía sobre un tema determinado. 
Ambos encuentros conforman un espectáculo con púbico fervoroso. Les diferencia que en el “duelo” regueifeiro reina la ironía y el buen humor entre los contendientes, mientras que en el debate político predomina la crispación, el resentimiento y el afán de aplastar al contrario.    
El miércoles pasado fue de traca. El presidente Sánchez, después del aplauso de los suyos, se vino arriba y “colmó” a Casado de todo tipo de reproches: bronca, confrontación, apoyo inexistente en Europa… Por su parte, el líder del PP le bajó del pedestal recordándole su perfil bajo en la negociación, el papel decisivo de Merkel,  Von Der Leyen y Lagarde, las tres mujeres del PPE, y que vuelve de Bruselas con un “rescate” que es una enmienda la totalidad a los pactos con sus socios de gobierno.  
Los dos tienen parte de razón. El acuerdo de la UE es histórico, representa el cambio de Europa hacia posiciones más integradoras y solidarias. Pero la rebelión de los “frugales” impone a España acometer reformas e invertir en sectores selectivos y productivos bajo la vigilancia de la ortodoxia europea. Esa es la condicionalidad de la lluvia de 140.000 millones -casi mitad por mitad a fondo perdido y en préstamos que hay que devolver- que no se podrán destinar a las alegrías de los “viernes sociales”. 
Por tanto, España aún no ha conseguido nada. Con la economía destrozada, con  previsiones económicas aterradoras y el virus repuntando con fuerza, sobra el narcisismo del presidente y la “mercadotecnia” casi infantil de los aplausos en la Moncloa. Y falta también una actitud más colaboracionista del líder de la oposición.
El presidente le reclama un “apoyo patriótico” -apóyame y después yo hago lo que quiero-, que no cotiza en política. Si quiere el apoyo del PP, que va a necesitar para salir de esta crisis, debe tomar la iniciativa, convocar a su líder y consensuar con él las grandes políticas de Estado para la recuperación de España con los fondos europeos. 
En esas políticas ya deberían estar trabajando juntos ya que sin el entente de los dos partidos que gobernaron España la recuperación no será. Al menos, no será la recuperación que el país necesita.     
Pero no se hagan ilusiones, Sánchez no llama a Casado desde el 4 de mayo, no parece que lo vaya hacer y, por tanto, seguirán protagonizando las regueifas de los miércoles. 

La “regueifa” de los miércoles

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