Algo sigue yendo mal

Tal vez los mercados financieros resumen bien la situación actual: los resultados económicos no son del todo malos, pero la Bolsa baja; tanto que el Ibex podría despedir este 2018 su peor año desde 2010. Algo sigue yendo mal, que diría –si viviese– el historiador Tony Judt. Visto lo visto, parecen cotizar más las expectativas negativas que las realidades positivas.
A Tony Judt, que murió en 2010, con 62 años, no le dio tiempo de ver el regreso de los peores fantasmas de Europa pero en su obra titulada “Algo va mal”, publicada al comienzo de la crisis, ya vislumbró lo que estaba pasando. Su carácter de librepensador le ayudó, sin duda, a escribir con lucidez e independencia, lo cual es cada vez menos frecuente entre los intelectuales, y su experiencia le condujo a atribuir a los jóvenes un destacado papel en la historia. No solo porque la disconformidad y la disidencia son sobre todo obra de los jóvenes, sino porque los hombres y mujeres que iniciaron la Revolución Francesa, lo mismo que los reformadores y planificadores del New Deal y de la Europa de la posguerra, fueron bastante más jóvenes que los que los precedieron. Es decir, ante un problema, es más probable que los jóvenes lo afronten y exijan su solución, en vez de resignarse. Tony Judt creó así un manifiesto para los jóvenes desilusionados con la política del libre mercado que buscan soluciones.
Más recientemente, los jóvenes también ocuparon la atención del monarca español, que en su discurso de Nochebuena se dirigió a la juventud que sufre problemas serios como consecuencia de una crisis económica que trunca la inercia progresiva de la vida y cambia las reglas del juego, como se desprende de sus palabras.
Entre el discurso a favor de los jóvenes de Tony Judt y el de Felipe VI hay, sin embargo, una diferencia importante. El primero apela al protagonismo de los jóvenes, el segundo opta por tutelarlos al sentirse responsable de su futuro. “Somos responsables de su futuro y las circunstancias de hoy en día no son, ni mucho menos, las más fáciles”, dijo textualmente. De Judt y Felipe VI puede decirse que hacen un llamamiento a resucitar los valores colectivos y el compromiso político pero no que lo hagan de la misma manera.
Ahora que se avecinan decisiones colectivas importantes –llega la hora de votar en elecciones locales, autonómicas, europeas y, probablemente, generales– tal vez es un buen momento para reflexionar sobre las palabras de Judt y de Felipe VI. Son muchas las opciones, pero seguramente no son tantas las soluciones. Tony Judt rechazó por igual el individualismo extremo de la derecha como la desacreditada pose retórica de la izquierda. A Felipe VI no le corresponde, obviamente, hacer pronunciamientos de ese tipo. Pero sí a quienes, como Pedro Sánchez o Pablo Casado, ambos relativamente jóvenes, pueden explicar por qué –como diría Judt– nos hemos apresurado tanto en derribar los diques que laboriosamente levantaron nuestros predecesores. “¿Tan seguros estamos de que no se avecinan inundaciones?”, se preguntó Tony Judt. 

 

 

Algo sigue yendo mal

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