Abuelas bondadosas

Era bondadosa, humilde, tolerante y con bastante carácter…; ya pasaron más de dos décadas desde su marcha, descansa en paz, y en estos días inundaron, mi memoria, innumerables gratos recuerdos de mi abuela paterna.  
Durante muchos años raro era el día que no pasaba a visitarla, teníamos mucha complicidad y entre los dos quedaron guardados en el cajón de su mesilla de noche, demasiados secretos de familia. 
Cuando salía de casa de mis padres, a ciertas horas del día, raro era el vecino que no sabía ya a dónde me dirigía.
A pesar de su avanzada edad, estaba en plenitud de sus facultades mentales, era un verdadero placer tener largas conversaciones con ella. Apenas pisó la escuela, pero tenía mucha experiencia de la vida, muchos sacrificios para sacar adelante a la familia, demasiadas noches sin dormir, duros trabajos de sol a sol. Era un auténtico placer disfrutar de su compañía y al mismo tiempo aprender de su talante conciliador, dialogante y de su enorme bondad, ya no solo para sus familiares, sino para todos los vecinos que necesitaban algo o se veían en alguna dificultad. 
Las puertas de su casa siempre estaban abiertas y nunca negaba un buen consejo. 
Soy consciente de que fui un privilegiado al tener una persona así como abuela y me entristece ver que actualmente haya cantidad de nietos que no pueden disfrutar de sus abuelos como desearían por determinadas circunstancias. 
En poco tiempo se perdieron buenas y enriquecedoras costumbres. Hoy todo parece girar en torno al valor del tiempo y de los bienes materiales, ya poco importa una conversación distendida, amable… pasamos de las fiadas, a los guateques y los botellones, en un abrir y cerrar de ojos y todo esto nos lleva a otro modo diferente y poco agradable de relacionarnos. 

 

Abuelas bondadosas

Te puede interesar