Carta a los Reyes

a se lo dije a ellos y tengo razones que ahora hago públicas: nunca, nunca, me dejaron lo que les iba pidiendo año tras año. Me deben una bicicleta, unos patines y un tren eléctrico. Así que yo, republicano. 
Ya nos recordaba hace días Raúl del Pozo que Miguel Hernández, uno de nuestros poetas más críticos con Sus Majestades,  ponía sus abarcas de cabrero el día cinco de enero en la ventana  no y le dejaban nada: “ningún rey coronado, tuvo pie, tuvo ganas, para ver el calzado de mi pobre ventana”, dijo el poeta.
Así que ¿les voy a contar? Pero por pedir que no quede,  y solicito formalmente a Melchor, Gaspar y Baltasar que repartan con más equidad el oro entre los que lo necesitan, que derramen la mirra sobre los desvalidos y que no gasten ni una pizca de incienso entre tanto tonto y sinvergüenza que padecemos, reservando todo el que traigan en sus mochilas para ese sector de nuestra sociedad que cheira que fede por sus corrupciones y desmanes. 
Tal vez podían repartir tila para rebajar el ardor guerrero de muchos de nuestros conciudadanos que usan la política como arma arrojadiza anunciándonos el apocalipsis si no ganan los suyos. 
Y pasas. Muchas pasas o, simplemente, rabos de pasas que refrescan la memoria. Por ejemplo para recordarle al jefe de filas del PP que si en el 78 hubieran ganado los suyos (ya saben: Fraga, sus siete magníficos y compañeros de viaje, la Constitución no contaría con una parte destinada a las autonomías pues votaron de forma mayoritaria  en contra del título VIII. Recordemos que el sucesor de Fraga fue un falangista que militó activamente contra la Constitución en ardientes proclamas distribuida a través de los periódicos. Seguramente con  una buena ración de rabos de pasas recordaran que el Partido Comunista, predecesor de Izquierda Unida junto con el partido Socialista y la UCD fueron los principales autores de los textos constituyentes.
 Sus Majestades, que por culpa de la contaminación lumínica pueden perderse en el camino, son además de magos, sabios y encontrarán en su cargamento de regalos algo que mejore el medio ambiente por allá arriba y el ambiente por aquí abajo.   Yo se lo pido, sobre todo, al Rey negro que sabe que es eso de pasarlas negras. En resumen: señorías Melchor, Gaspar y Baltasar hacer felices a quienes lo necesiten y recuerden que en As Pontes piden carbón.

Carta a los Reyes

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