Demasiada toxicidad

Hoy no se habla de otra cosa: los gases del efecto invernadero superan todos los máximos y  la Organización Meteorológica Mundial  alerta de la llegada de todas las plagas y, con ellas al galope, los cuatro  jinetes que anunciaban la Apocalipsis. Antes  decíamos  aquello de que “dentro de cuarenta años, todos calvos. Ahora es peor: todos muertos.

Y a ese cambio climático le acompaña la toxicidad de nuestra política. Ahí tienen a los de Vox negando toda la Declaración de los Derechos Humanos, parte de la Constitución española,  y a  toda norma de respeto para una normal convivencia. ¿Un cordón sanitario? Eso no llega,  que son inmunes a las recetas que contiene la democracia. Un corralito, mejor. Ahí, encerrados, poco daño más podrán hacer. 

Y eso debe ser contagioso: el PP no quiere abstenerse pero le pide a Ciudadanos que lo haga. El señor Casado, que sigue la voz (casi es vox) de José María Aznar debía recordar que su mentor y guía, el señor Aznar, saludaba los primeros acuerdos  constitucionales con un comentario en el periódico “La Nueva Rioja” pidiendo la abstención beligerante como los falangistas” y miembro activo del  Frente de Estudiantes Sindicalistas de corte fascista, como contó en su día la revista S.P.

Los republicanos de izquierda, con base en Cataluña, siguen con sus dudas de si es mejor alinearse con Vox y las otras dos derechas o ir, tal como reza su DNI, en el otro grupo. Y, entre todos, a diario envían una serie de opiniones tóxicas que no solo “emporcan” el medio ambiente sino que dejan un ambiente alrededor que pone todo perdido. Veamos: una mesa para concordar pero solo lo que ellos acuerden. Mientras en León piden ya que les aparten de Castilla y les “devuelvan” su viejo reino donde nació el Parlamento más antiguo de Europa. Y ya tenemos otro problema más. Y que no entren en liza los de Sanlucar de Barrameda que proclamaron la independencia en 1873… 

Y padecemos toxicidad económica pues la Comisión Nacional del Mercado de Valores exige ¡! a las empresas que informen de los casos de corrupción y de las presuntas prácticas irregulares que son motivo de preocupación. Pero aquí seguimos a lo nuestro: la precariedad laboral, los ERES, la Banca con sus líos de espionaje, las huelgas de los sanitarios gallegos, etc. A cambio tenemos los Bancos de Alimentos que son la muestra de una sociedad solidaria. El resto…una peste. Toxicidad a lo bestia.

Demasiada toxicidad

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