Eso ¿cómo estamos?

al calor del artículo “¿Cómo están ustedes?”, publicado aquí mismo con la firma de un servidor, varios lectores se apresuraron a enviar su opinión (críticas unas, favorables otras), lo que me da pie para nuevas reflexiones. La transición fue hecha desde el poder que ya había decidido que ocupase el trono Juan Carlos I, tal como había anunciado Franco. 
Fueron las figuras ¿? del régimen quienes abrazaron encantados el presente (no podemos olvidar a los siete magníficos de AP o a los “centristas” de Adolfo Suárez (que venían del Movimiento) y nos podemos detener en el referéndum que aprobó la Constitución que, por cierto, en Galicia alcanzó una alta abstención y un número escaso de adhesiones. 
La “segunda transición”, así se llamó al triunfo del PSOE en 1982 que era la fuerza hegemónica de la izquierda, “tuvo su aquel”, cuando Felipe González renuncia al marxismo y cambia la piel del partido, permitiéndole  ensanchar sus bases y, también,  las críticas de un sector que entendió aquella maniobra como una traición a los principios del socialismo. 
Todo esto es historia, está en las hemerotecas. Nadie duda que una y otra “transición” fue un avance en la vida del país;  aunque  son muchos los  que aseguran que el precio de ir dejando  derechos e ilusiones en el tránsito, fue un precio muy alto. Pero eso, aunque es una realidad,  es también  una opinión.  
Y aquí estamos, cuarenta años después, haciendo las cuentas a través de los datos que nos envía el Centro de Investigaciones Sociológicas en sus encuestas: los españoles no creen  que la justicia sea independiente ante la corrupción y un 67% considera que los miembros del ministerio público no actúan con libertad (datos de finales del pasado año) y más recientemente y con ocasión del tristemente asunto de los “master”, la opinión pública deja de creer en la independencia de muchas de sus instituciones (un apreciado amigo, relacionado con el mundo de la enseñanza universitaria. 
Asegura que esto es así y que ¡siempre lo fue!, lo que te deja con la moral por los suelos) y la ciudadanía cree que el enriquecimiento de muchos es exagerado e injusto poniendo su acento en el caso de la gran banca que ya amenaza con duras medidas (¿irse, con lo bien que viven aquí?) mientras en la calle el personal sueña con pasar a un salario de mil euros, a tener una sanidad donde no falten pediatras. Que la bonanza llegue a todos. Así que ¿cómo están ustedes?

Eso ¿cómo estamos?

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