Pillados por el cinto

Mientras los españoles nos apretábamos el cinto, una banda –nacida para delinquir– se forraba gracias a la Gürtel (cinturón) y su cómplice necesario –el PP– no solo se lucraba, sino que, dopado, ganaba elecciones. Este es el resumen del relato demoledor que hace la fiscal después de años recabando pruebas, recogiendo informaciones, algún que otro testimonio –empresarios que daban la pasta, políticos que cogían el parné– y los trabajos de la UCO.
Todo esta lucha contra las resistencias del partido acusado (al que hace años ya le conocíamos, gracias a la frase de Forges, como Afabanda Popular) de presionar a sus contactos en distintos estamentos públicos y de la administración, además de ocultar pruebas a martillazos.
Y en esa alineación “la peña de los del cinto” están los que fueron alcaldes en Majadahonda y Pozuelo, el famoso Luis Bárcenas, tesorero de aquella, el que fue secretario de Organización del PP gallego, Pablo Crespo, una de las “ranas” de Espe, López Viejo y los hay en el banquillo (Matas, Matos, los alegres chicos de Valencia) y, tranquilos, que falta gente, pues solo se juzga la Gürtel que actuó entre 1999 a 2005, fecha en la que nuestro paisano Rajoy, oficiaba ya de líder del partido y dirigió la campaña electoral.
No es por amolar, pero recuerden que el Partido Popular acudió a esas elecciones “dopado”, o sea, usando dinero de la Gürtel para pagar instalaciones, publicidad, viajes de los candidatos, cartelería etcétera, asuntos de los que –según una entrevista televisiva– eran de la competencia de don Mariano.
Sobre este asunto, y agarrándose del cinturón, el ocurrente señor Casado, que es vice-voceador de los populares para asuntos e insultos, dijo que “el asunto –el relato de la fiscal– era una cosa de dos ayuntamientos de Madrid sobre los que Génova no tenía competencias. Además desde la cárcel el supuesto jefe de la Púnica pide que declaren Cifuentes y Esperanza. Y para colmo hay dos nuevos ministros reprobados: Zoilo y Dastis.
Resumiendo: contamos con un Gobierno bajo la sospecha de corrupción continuada, en una época donde la población se apretaba el cinturón y aguantaba los recortes, a la vez que ellos tenían que hacer cada vez más agujeros en su cinto (Gürtel), alrededor de la geografía española, y unan las carpetas con gomitas, historia aun no explicada, que traía a Galicia el señor Crespo, según confesión propia a la televisión. Abróchense los cinturones que aún estamos en 2005

Pillados por el cinto

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