Promesas y pactos

En una reciente entrevista el presidente del Gobierno aseguró que “cumplía sus promesas”, mientras el secretario general del PSOE denuncia que “Rajoy no cumple sus pactos”.
Lo mejor será ir a la dura realidad: el pacto en Educación sigue estancado. El gran acuerdo sobre la violencia de género, va más lento que el caballo del malo. La financiación autonómica es otro de los pactos rotos por conveniencia política partidaria y, además, se une la prometida “transparencia” para evitar la corrupción que ya tiene otro caso: en un proceso caracterizado por irregularidades y falta de transparencia, ya criticadas por el Tribunal de Cuentas, el director del Instituto Cervantes nombra subdirectora a la funcionaria que tenía la peor nota de méritos.
Recordemos que la recién fallecida presidenta del Consejo de Transparencia dejó “como testamento” y aviso a la opinión pública que la norma impulsada en 2013 por Soraya Sáez de Santamaría, es inadecuada e insuficiente pues todavía hay sombras en el derecho de acceso a la información de las administraciones tiene más sombras que luces por lo que no puede ser ejercido por todos los ciudadanos por sus límites y excesivos requisitos…
Seguimos con pactos: tras aprobación del cupo vasco (euros por votos) le recuerdan a Rajoy sus declaraciones en sede parlamentaria cuando el gobierno de Rodríguez Zapatero cerró el anterior pacto con el PNV: ha sido una bajada de pantalones.
No son buenos los “idus” de noviembre para Rajoy. Pedro Jota, director de “El Español”, al comentar el apoyo de Mariano a Juan Luis Cebrián, cuando al parecer tenía en el aíre su jefatura en “El País”, escribió: “el registrador de Pontevedra, el gobernante conservador que cobró sobresueldos ilegales y protegió la podredumbre de la trama Gürtel, se convierte en editor del otrora buque insignia de la izquierda intelectual”. Así, Pedro Jota de una tacada pone a parir a dos enemigos.
Otra de las promesas más repetidas desde Génova o en Moncloa es que la crisis es cosa pasada y que los ciudadanos notarán una rebaja de impuestos. La verdad es que la carga familiar de las familias se ha disparado en una década mientras las empresas han reducido a la mitad su esfuerzo fiscal. Lo explica en un libro Oxfam que achaca al fraude, los paraísos tributarios y la rebaja en el impuesto societario, el actual estado de la “caja”, en contra de las previsiones, pactos y promesas.

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