Testigos de la actualidad

El dicho asegura que “un libro ayuda a triunfar” y los cínicos añaden claro: el libro de cheques. Lo mejor de la letra impresa es que enseña a pensar, sirve para recordar y ayuda a entender. Y ahora, cuando se habla de la post-verdad, del relato, muchos repasan la historia y los periodistas la seguimos al día.
En estos tiempos los libros de auto-ayuda ayudan a refrescar la memoria, para conocer lo que se cuece y llegar a interesantes conclusiones. La “serie” la empezó Ernesto Ekaizaer con su libro “Indecentes” subtitulado “Por qué lo llaman crisis  cuando es estafa”.  
Se trata de la crónica de un atraco perfecto, según el autor, que explica cómo fue desfachatez moral que nos llevó a la crisis donde solo hay víctimas por un lado. Le siguió “Cabreados” de Malagón, con prólogo de Forges,  que también mete el dedo en la crisis y los recortes, retratando con sorna lo que más cabrea de esta crisis que aún colea para muchos. Aquí contamos con la indignación de Manuel Rivas “Contra todo esto”, que abrió el fuego.
Es más reciente el libro “Los asquerosos” de Santiago Lorenzo junta novela política y que, según explica el propio autor, nos hace plantear que los únicos sanos en esta sociedad son los que saben que la sociedad está enferma. Otra publicación nacida en la época de la austeridad, el latrocinio, los recortes. 
Y tenemos recién salido al mercado, “Corrupcionario, diccionario en viñetas de la corrupción española”, que con dibujos y agudas reflexiones repasa los casos aislados, ¡ja,ja,ja!, que se han convertido en la verdadera epidemia de nuestro país. Su autor, Bernardo Vergara dedica el libro a “A.M. Rajoy quien quiera que seas por ser mi principal fuente de inspiración en la última década”. 
Son libros que cuentan la historia de lo que pasó; ponen en solfa las mentiras que nos contaron y explican el cabreo del personal –jóvenes, viejos, médicos, policías, maestros, etc., etc.– en la calle. Lo último, al menos para mí, es el libro de Monge, una herramienta para combatir una creciente marea política que quiere esconder “ciento veinte realidades, como guía para no perderse en la política actual. 
Un ejemplo ¿es franquista el PP? La respuesta, explica en su libro Monje, está en el propio acto de fundación, pues, según recogió la prensa, el acto acabó con un elocuente “Franco, Franco, Franco”, no con vivas a la democracia… Y a democracia necesita  testigos de nuestra historia.

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