Las cartas boca arriba

Las cartas ya están boca arriba. Las especulaciones, los temores y las inquietudes son ahora una realidad con números contantes y sonantes. Lantero se quitó la máscara y anunció al comité de empresa que tiene previsto despedir a 32 de sus trabajadores y rebajarle el treinta por ciento del sueldo a los que se queden. Y el que no quiera caldo, siete tazas. Es decir, quien no esté conforme con semejante recorte salarial que lo vaya diciendo, que se pone de primero en la lista de las rescisiones de contrato. Desde la empresa disfrazan este brutal “ajuste” laboral diciendo que se hace en aras a la “eficiencia”. O sea, que así se llama ahora la friolera de 32 despidos y quitas del 30 % del sueldo. El lenguaje es rico. Pueden tratar de disimular el asunto como quieran, pero lo cierto es que mandan a la calle a decenas de familias y empobrecen a muchas más con los recortes previstos y anunciados.
Este asunto puede gustar más o menos. A mí, claro está, imagino que ya se habrán dado cuenta, no me gusta nada de nada. Pero forma parte de la estrategia de una empresa privada que tiene que velar por sus intereses aunque estos vayan en dirección contraria al sentir general de la sociedad. Si la medida que adoptan es dura, me parece mucho peor la contratración de medidas de seguridad tan elocuentes. Guardias jurados con perros que parecen toros patrullando por las instalaciones indican bien a las claras que la negociación abierta tiene muy pocos visos de prosperar. No se puede tratar a los trabajadores como si fuesen delincuentes. Están descontentos, desilusionados, desmoralizados y en algún caso cabreados. Pero eso no significa que tengan que estar vigilados con perros adiestrados en su propio centro de trabajo como si fuesen a cometer una fechoría en cualquier momento. Eso es insultante y humillante. Hasta ahora, la plantilla de Lantero ha demostrado mesura y cordura, que no está reñida con la defensa de los intereses colectivos en una empresa que alega problemas económicos y que contrata personal de las ETT y mantengan acumulaciones de tareas del personal.

Las cartas boca arriba

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