Desnuda en el corazón de Ravella

Tres mujeres pasan por el parque de Ravella. Por sus caras de incredulidad se ve que no escucharon la megafonía que desde el lunes anunciaba el mitin del BNG. Giran la cabeza. Conversan entre ellas. Continúan, pero a los pocos metros, una excusa banal hace que se paren. No querían pasar de largo tan pronto. Su actitud denota que alguna verdad se escuchaba desde el atril. Allí, con fuerza y segura de sí misma, la candidata del Bloque a la Alcaldía de Vilagarcía, María Villaronga, clamaba por la justicia social, convencida de que su opción política es la única capaz de devolver la soberanía de Ravella a los vecinos. El lugar elegido para el acto central de los nacionalistas sería idílico en tardes donde el sol aprieta. Pero ayer hacía frío. Guillerme Vázquez, que la precedió en el discurso, admitió que estaba congelado. Sin decirlo, los presentes asentían. Quizá por ello, la primera candidata de la historia en la capital arousana irrumpió con fuerza, levantó la voz y su discurso se coló incluso en las casas de los consumidores de telebasura que tenían sus ventanas cerradas a cal y canto. Comenzaron los aplausos. Podía pensarse que eran para calentar las manos, pero no. Ofreció lo que los suyos precisan. Mano firme en la defensa de las ideas, crítica ácida y arengas continuas al auditorio. Está de moda bautizar a los políticos. Si Besteiro llamó Alberto “el Bueno” a Varela, Villaronga se refirió a Fole como Tomás, “o Oscuro”. A medida que avanzaba en su discurso la adrenalina afloraba, hasta el punto de que incluso se le saltaron las lágrimas. No es habitual que un político llore mientras desgrana sus líneas de gobierno, pero es que María Villaronga desnudó sus sentimientos en el corazón de Vilagarcía. Hasta el más escéptico tenía un nudo en la garganta ante una mujer orgullosa de su condición y de la idea que defiende. No es de extrañar, pues, que acabase su intervención aplaudida por todo el público en pie, que veía reflejada en ella toda la honestidad que ofrece una persona que cree en la utopía de que se puede cambiar el mundo y entrega su vida y su alma en el empeño.

Desnuda en el corazón de Ravella

Te puede interesar