El ejercicio de la política

Vaya lío hay montado en Vilagarcía por culpa de la coincidencia de tres fiestas multitudinarias en un mismo fin de semana. As Revenidas, la Ameixa y el Combate Naval son focos de atracción de miles de personas por sí mismos de forma individual, por lo que imagínense todo concentrado en apenas 48 horas. Y no se lo pierdan, el siguiente fin de semana, el del 26 y 27 de agosto, no hay nada de relumbrón previsto en la capital arousana. 
Desde luego la planificación no ha sido la más adecuada y ahora nos encontramos con el problema de que el Concello se ve incapaz de garantizar la seguridad ciudadana con los protocolos exigidos para aglomeraciones de estas características. Esto, que se debería haber prevenido desde el momento en el que cada organizador le puso fecha a su fiesta, está dejando una imagen de improvisación y casi casi de no saber qué hacer al gobierno local, que no tuvo la agilidad en su momento de emitir un informe negativo hacia alguno de estos actos o, simplemente, convencer a los promotores de un cambio de fecha.
A dos meses de las sardinas, de las almejas y de los fuegos artificiales todavía siguen en las trece de cada uno. El Concello aboga por retrasar una semana la Festa da Ameixa y la Cofradía mantiene su empeño de continuar con el calendario previsto porque considera que al cumplir 25 años se trata de una edición especial y que la institución municipal debería tener más atenciones. Otra posibilidad sería retrasar el Combate Naval y cerrar así un festivo mes de agosto, pero el problema surge cuando se impone la tradición de siglo y medio respetando las mismas fechas. As Revenidas se queda al margen porque ya tiene todo el calendario de conciertos programado desde hace semanas, algo que también esgrime el patrón mayor de Carril con las orquestas contratadas para la fiesta gastronómica.
Llevamos días con declaraciones de unos y de otros que solo sirven para reforzar sus posturas inmovilistas y sin solución alguna al asunto en cuestión. Si como parece, es imposible atender la seguridad de las personas como es debido, pienso que debe ser el gobierno local el que encargue la redacción de un informe a quien corresponda, avalarlo con la firma de técnicos y especialistas en la materia y actuar en consecuencia una vez que el alcalde rubrique y respalde la decisión que se tome.
Lo normal es que no pase nada, que todo transcurra con normalidad, pero ¿qué pasaría si sucede un imprevisto que acaba en desgracia? En los tiempos que corren la seguridad es prioritaria y son las instituciones las que deben tomar las decisiones por muy controvertidas que sean.
Se habla de que Portos tiene que dar permiso a la Festa da Ameixa porque se celebra en terrenos de su competencia como si fuese una tabla de salvación municipal para curarse en salud, pero, sin ser adivino, mucho me temo que supeditará cualquier determinación al documento que reciba de Ravella y, en todo caso, a permitir la Festa da Ameixa siempre y cuando el Ayuntamiento tenga la última palabra al respecto y, por tanto, la responsabilidad.
En el ejercicio de la política, siempre hay una toma de decisión y un acatamiento de esta por parte de los gobernados y es así porque el gobernante democráticamente elegido está sustentado por el poder de la legitimidad. En el caso del conflicto de las tres fiestas y ante la imposibilidad del pacto o del acuerdo para satisfacer a las partes a los gobernantes de Vilagarcía solo queda ejercer la política. Es decir, tomar decisiones.

El ejercicio de la política

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