“O mar está en loita”

Hace bien el presidente de la Xunta en paralizar el polémico y contestado anteproyecto de la Lei de Acuicultura de Galicia, seguramente, como paso previo a la retirada definitiva de un documento que, o bien se guardará en un cajón, o se modificará de arriba a abajo de tal forma que no se parezca en casi nada a la norma que se pretendía aprobar. Marineros, mariscadores y bateeiros apenas necesitaban una pequeña chispa para hacer estallar toda la metralla que llevan acumulada a lo largo de los últimos años, a modo de descenso del precio de pescados y mariscos, mortandad de almejas y berberechos y toxinas de menor o mayor calado. Ante este panorama, Núñez Feijóo optó por dejar de echar leña al fuego y tratar de apaciguar los ánimos en busca de un nuevo contexto más propicio para el diálogo y el entendimiento. La declaración de intenciones es, por supuesto, positiva, pero el descontento entre las gentes del mar ha alcanzado tal magnitud que ya no le es suficiente un simple gesto. Quieren hechos y más que hechos que se ejecute lo que ellos demandan. A lo largo de los últimos meses se sucedieron las asambleas multitudinarias en la práctica totalidad de los municipios arousanos. En unas ocasiones eran convocadas para analizar la alarmante falta de recurso en algunos bancos marisqueros, en otras para informar sobre las posibilidades de acogerse al paro y a las ayudas de la Administración y las últimas, las más numerosas, para explicar los pormenores de esta Lei de Acuicultura y establecer una hoja de ruta para conseguir su derogación. El sector del mar es peculiar. Es un mundo que conjuga infinitos intereses por los que permanece en alerta constante. Y todo esto se acentúa en Arousa, donde la sensibilidad por el medio es mucho mayor, recuerden si no la oposición frontal a las granjas de salmón o el coraje, la valentía y la determinación mostrada con el mortífero vertido del Prestige, arrancando el chapapote del mar con sus propias manos para salvar su sustento y el de sus hijos. Esto demuestra que en los buenos tiempos cada uno defiende sus intereses, pero cuando entienden que vienen mal dadas o que algo puede perjudicarles son capaces de unirse y demostrar una fuerza similar a la que sufren cuando faenan en medio de un temporal. Aunque haya defensores y alguno de sus articulados sea positivo para el sector, lo cierto es que la inmensa mayoría de los afectados se sienten perjudicados por este anteproyecto de la Lei de Acuicultura, por lo que no les vale la paralización, quieren su retirada y no pararán hasta conseguirla. Por lo de pronto ya han conseguido algo impensable hace pocas semanas, que alcaldes y dirigentes del PP se alíen con el sector y voten en contra de la Lei. La Consellería do Mar se está quedando sola en su defensa, por lo que ha llegado el momento de replantearse la situación y dar marcha atrás antes de que sea tarde y de que los acontecimientos se sucedan de tal manera que la retirada de la norma no será suficiente. Ayer, las corporaciones de Vilagarcía y Cambados dieron su apoyo al sector por unanimidad. No hay vuelta atrás. Como dice el eslogan, “o mar está en loita”. A ver si la Consellería “escoita”.

“O mar está en loita”

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