Personajes navideños

La cultura anglosajona que tanto se nos mete por los ojos y que apresa a base de bombardeo publicitario a nuestros niños comienza a tener a alguien autóctono que le hace frente. En estas fechas no hay hogar con menores en el que no se apele a Papá Noel para este u otro regalo, hasta el punto de que los tradicionales Reyes Magos comienzan a situarse en un segundo plano en algunas casas en cuanto a la valía del regalo, quizá por la cercanía de la vuelta al colegio.
Desde hace unos años, los niños comienzan a conocer al Apalpador y, desde estas navidades, a la Apalpadora, que tienen la difícil misión de arrinconar a Santa Claus, en una batalla desigual en la que el señor alto, barrigudo y barbudo autóctono es cada vez más conocido.
La labor que se está realizando desde diferentes colectivos y ahora también desde la Diputación de Pontevedra con la figura de la Apalpadora es una inversión de futuro, porque los que ahora somos padres poco o nada sabíamos del carbonero que viene de O Cebreiro. Una vez que los niños se familiaricen con estos personajes enseguida serán más demandados e incluso se sucederán los desfiles con el Apalpador como protagonista y pocos echarán de menos los regalos del que viste de rojo porque habrá otro, con barba roja, que colma sus aspiraciones e ilusiones infantiles. Pero tiempo al tiempo.
Entretanto, cada vez son más los mayores que pasan del cava y del champán para apostar por el espumoso a la hora del brindis navideño y del que Rías Baixas ha puesto a la venta más de cien mil botellas para estas fechas. Algunos atribuyen este incremento de las ventas a la crisis catalana y al boicot que algunos realizan a los productos procedentes de esa comunidad, pero aceptar esto es poco menos que menospreciar y minimizar las campañas de promoción que se desarrollan desde hace años hacia un producto distinto y con marchamo de calidad.
Desde que el Consello Regulador verificó los espumusos, la producción ha ido incrementando en cantidad y calidad a medida que este vino con burbujas era introducido y aceptado en el mercado.
La competencia en este sector es feroz, porque hay gigantes que tienen ganada la batalla propagandística, de modo que la estrategia que se sigue es la de darse a conocer poco a poco sin verse obligados a avanzar demasiado para que sea el propio consumidor el que demande el producto y se fidelice a él a través de la calidad, el elemento diferenciador en el que está la clave del éxito.
Precisamente con espumoso de calidad despedirá Cambados su condición de Ciudad Europea del Vino

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