“Sangenjo” en la intimidad

El Pleno de Sanxenxo rechazó instar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a utilizar el topónimo oficial de la localidad, en lugar de usar “Sangenjo” cuando se refiere a la villa turística en sus manifestaciones públicas. Evidentemente, la decisión no fue unánime. De hecho, el debate surgió a raíz de una queja del BNG y que, a tenor del resultado del debate, cayó en saco roto.
El alcalde, Telmo Martín, argumentó que decirle a Rajoy que emplee con corrección los nombres de los pueblos y ciudades gallegas es una “chorrada”, cuando en realidad no lo es, ya que se trata de algo más relevante que el simple hecho de llamar a los lugares por su nombre.
Al presidente le ocurre, imagino, lo que a muchas personas de su tiempo, cuando los nombres de las localidades estaban deturpadas y se utilizaba la versión castellana, por decirlo así. Por tanto, no solo él emplea “Sangenjo”, “Villajuán”, “Villanueva” o “Arosa”, sino otras muchas personas que, incluso casi monolingües en gallego, se expresan de esa manera, algo que ya está superado por los cargos electos, salvo alguna excepción, que respetan la toponimia.
Entiendo, pues, que el presidente no se refiera a “Sangenjo” con segundas o por evitar el idioma gallego, sino porque es el nombre que ha usado desde niño y que se le ha quedado grabado. Sin embargo, comprendo menos que pasados los años y con la polémica que suscita no intente, al menos cuando lo escribe, hacerlo bien porque a estas alturas no creo que ningún extremeño o ningún madrileño sea incapaz de entender que Sanxenxo es una localidad turística que se encuentra en la comarca de O Salnés y en el corazón de las Rías Baixas y que caiga de la burra cuando le dicen que ese lugar es “Sangenjo”.
Expuso el alcalde que da igual como le llame Mariano Rajoy a la localidad con tal de que haga publicidad de ella y que favorezca la afluencia de visitantes, pero la realidad es que no es así. Sanxenxo es Sanxenxo y no creo que nadie se sienta ofendido por ello, algo que sí ocurre cuando se usa “Sangenjo”.
De hecho, el propio regidor admite que en la intimidad trata de convencer al presidente para que utilice Sanxenxo, pero por lo que se ve no lo ha conseguido, razón por la que debería perseverar.
Se puede ser castellano parlante y emplear los topónimos oficiales sin que se le caigan a uno los anillos. Este texto, por ejemplo, no está escrito en gallego y trata de respetar el nombre oficial de los lugares.  Otra cosa sería el desconocimiento, pero no creo que este sea el caso.
Ahora bien, hay que reconocer que la presencia de Rajoy en Sanxenxo y en la comarca de O Salnés supone un plus a la hora de dar a conocer un lugar y promocionarlo turísticamente. Ahí sí que tiene toda la razón Telmo Martín, pero también tendría que hacer lo posible, dada su relación con el presidente, que lo de “Sangenjo” quedase relegado a la intimidad y no al revés.

“Sangenjo” en la intimidad

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