La galopada del miedo

El miedo galopa a un ritmo trepidante. Es difícil sustraerse a esa sensación de finitud y fragilidad que el coronavirus ha instalado en nuestras vidas.

Todos nos preguntamos si el virus también terminara anidando dentro de nosotros, si seremos sus próximas víctimas. Y de repente, muchos, tomamos conciencia de la edad. Porque la edad marca el riesgo, cuantos más años más posibilidades de no poder esquivarlo.

Así que ahora mismo todas las conversaciones se resumen en una sola conversación: el coronavirus. Es lo que tiene el miedo. Parece que si hablamos de algo espantamos su presencia.

Lo cierto es que nuestro sistema sanitario está aguantando un envite tremendo y no puede dar una respuesta totalmente satisfactoria a lo que está pasando, porque no hay sistema sanitario que pueda hacerlo.

Estos días leemos en las redes y en los medios de comunicación la llamada angustiosa de personas que tienen los síntomas del coronavirus y que sin embargo tardan días en recibir atención. 

Personas que viven a solas el miedo de no saber como afrontar la fiebre, la tos, el dolor de cabeza, los problemas de respiración. Personas que se pasan horas llamando a los teléfonos que se han habilitado para dar cuenta de la enfermedad pero que suenan, suenan y no hay respuesta. 

Otras personas a las que les hacen la prueba para saber si tienen el coronavirus tardan días en que les den el diagnostico. Y es que el sistema no da para más, ni los hospitales, ni los médicos ni el personal de enfermería, etc.

¿Son excesivas las medidas que se están tomando? ¿Son insuficientes? No lo sabemos, y me pregunto si alguien lo sabe realmente. Tenemos que confiar en los responsables políticos que gestionan esta crisis y ojalá no se enzarcen en hacer política barata los unos contra los otros para obtener rédito del miedo que cabalga trepidante.

Ahora mismo en España el mayor problema es el coronavirus, así que todo lo demás ha quedado en un segundo plano: los problemas del Gobierno, el que parezca difícil que se vayan a aprobar los Presupuestos, la falta de solidez de la oposición, etc, etc, etc. Da lo mismo, todo empequeñece frente al miedo. El miedo de que el Covid-19 llame a la puerta de nuestro cuerpo y no sepamos si vamos a ser capaces de vencerlo. 

La galopada del miedo

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