Torra y compañía

 ay que tener una buena dosis de cinismo para asegurar, como lo hacen Quim Torra y otros dirigentes catalanes, que no van a consentir que se “criminalice” al independentismo.”
Utilizo el calificativo de “cinismo” porque nadie ha criminalizado al movimiento independentista, otra cosa es que las Fuerzas de Seguridad hayan detenido a una serie de personas que presuntamente, utilizaremos el presuntamente, tenían en su poder materiales con los que hacer explosivos y que el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón les haya enviado a prisión en vista de las evidencias.
Pero a los siete detenidos no se les ha detenido por ser independentistas sino porque presuntamente pertenecen a los Equipos de Respuesta Táctica, una organización, según el auto del juez, jerarquizada y dispuesta a cualquier vía, incluida la violenta para obtener sus objetivos.
Desde 1977 España es una democracia, y en nuestra democracia, no se detiene a nadie porque su ideario político pase por querer desgajar una Comunidad Autónoma del resto del país.
El señor Torra y su partido, así como otros partidos independentistas, gestionan las instituciones catalanas y defienden sus ideas y como no puede ser de otra manera lo hacen libremente sin que nadie les ponga el más mínimo reparo.
Eso sí, los líderes del independentismo catalán han construido un relato falso sobre la situación que se vive en Cataluña y andan acusando al Gobierno de perseguir al independentismo y encarcelar a los independentistas.
Obviamente no dicen la verdad. Los políticos independentistas que están en prisión no lo están por sus ideas sino por sus actos, por el intento de subvertir a las bravas la situación de Cataluña organizando un referéndum ilegal y proclamando una República.
Y la situación de los siete detenidos a los que el juez García Castellón ha mandado a prisión se debe a sus actividades presuntamente delictivas, y no porque pretendan la independencia de Cataluña.
En España se puede defender, como se viene defendiendo, la opción independentista mientras se haga democráticamente. El problema es cuando se traspasa la frontera de las líneas rojas del Estado democrático, es decir cuando se vulnera la Constitución o cuando se anda con explosivos para, presuntamente, llevar a cabo determinadas acciones en pro de la independencia.
No estaría de más que el Gobierno respondiera al relato de Quim Torra con el relato de la verdad. No se puede cabalgar a un tigre pretendiendo que es un equino.

Torra y compañía

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