Vuelta a empezar

Ya ha comenzado el curso político y podríamos decir que las cosas continúan como estaban antes de las vacaciones. Franco continúa ocupando titulares, los independentistas no cejan en su desafío al Gobierno, Pedro Sánchez no las tiene todas consigo para aprobar los Presupuestos, la ausencia de Pablo Iglesias se ha hecho notar en Podemos, Rivera no termina de encontrar sitio ni para él ni para Ciudadanos, Pablo Casado está inmerso en campaña electoral por si acaso, etc, etc, etc. O sea que a la vuelta del verano nos encontramos con más de lo mismo por lo menos en lo que a la política se refiere.
Así las cosas lo que queda de legislatura se antoja de lo más complicado. Sánchez se enfrenta a tener que cuadrar el círculo al no disponer de mayoría suficiente en el Parlamento. Y digo cuadrar el círculo porque díganme si no qué es poner a los independentistas catalanes en su sitio, es decir, recordándoles que no se les va a permitir que den un paso fuera de la legalidad, y al mismo tiempo requerirles para que presten sus votos al Gobierno para que pueda seguir gobernando.
Por otra parte, el Gobierno ha comenzado a cometer sus primeros errores, pero aunque no sean sustanciales, supone que empiezan a perder el estado de gracia. Sin olvidarnos que también empieza a ser evidente que este es un gobierno que se asemeja a una orquesta compuesta de “individualidades”, es decir, cada uno es de su padre y de su madre y que para que suenen bien, para que parezca un gobierno coherente necesita que el director de orquesta, el presidente, sea capaz de sacar notas acordes.
Y es que este es un Gobierno de Sánchez más que un gobierno socialista. A todo esto hay que añadir que el Gobierno parece moverse al compás que le marca Podemos, pese a que el presidente es lo suficientemente inteligente para saber que las elecciones se ganan en el centro. Tampoco se pueden obviar los bandazos que dan el presidente y los ministros, que dicen una cosa hoy y se desdicen mañana, lo que provoca que los ciudadanos piensen que improvisan. En fin, que Sánchez no lo tiene fácil, pero tampoco imposible habida cuenta que ha sabido llegar a la Moncloa. Pero tiene que hacer que “afinen” sus ministros y centrarse en lo fundamental que no es otra cosa que ocuparse de los problemas reales.

 

 

Vuelta a empezar

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