Las dos almas del PNV

Poseer dos almas siempre resulta muy práctico, incluso poseer varios principios, como ya nos enseñó el gran marxista, Groucho: “Señora, estos son mis principios, si no le gustan, le puedo mostrar otros”. El PNV posee una vela con la que se expresa en español y, otra con la que se manifiesta en eusquera y cuando hablas con sus miembros hay que saber qué vela llevan en la mano. Pero, incluso poseyendo la suficiente inteligencia como para adivinar la clase de vela con la que se sientan a negociar por la mañana, nunca puedes saber con qué vela se presentarán por la tarde, o al día siguiente y ya no te digo nada el miércoles de la semana próxima, que eso no está ni al alcance del hombre del tiempo.
Si a Rajoy le dieron ya el sí a los presupuestos –bajo pago del importe– y, a la vez, con su otra alma, se hermanaban con los palmeros de ETA, que nunca les gustaron, porque es verdad que recogían las nueces, pero a través del grosero procedimiento de matar seres humanos, ya verás qué sorpresas se lleva Pedro Sánchez, cuando le propongan para seguir siendo buenos que se apoderan de Navarra y le pidan que secuestre a los rebeldes ciudadanos de Tudela, o que les den de baja como navarros, no por ser navarros, sino por la repugnante decisión de no querer ser vascos.
Decía el clásico que no se puede desear algo ardientemente, porque se corre el peligro de lograrlo. Escribo sin que el partido haya terminado, pero me merece mayor lástima un Sánchez vencedor que un Rajoy perdedor, porque uno se marcha, con el honor de haber restañado los problemas de una crisis, agravada por la tontería contemporánea de un socialista llamado Zapatero y el otro llega bajo la sospecha de ser continuador de esas tonterías, dada las malas compañías con las que ha llegado a la fiesta. Y, luego, adivina con qué vela viene esta noche el PNV o el secesionista catalán, que solo tiene una vela, pero dura, como el cerrojo de un penal.

 

Las dos almas del PNV

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