El traslado del obelisco (I)

Como se había anunciado repetidamente en la Prensa, la Asociación Pola Defensa do Patrimonio fue citada a una reunión con el Sr. Alcalde y técnicos municipales para dirimir la ubicación definitiva del Obelisco, ubicación que dicha Asociación había planteado ya con el mandato del Sr. Fole y éste había accedido a su colocación precisamente en el lugar que habíamos indicado. Es menester indicar que representantes de partidos políticos solicitaron estar presentes en dicha reunión y, como era de esperar, dicha solicitud acabó, seguramente, en el cesto de los papeles. Estábamos absolutamente convencidos de antemano que la invitación era “papel mojado” y por lo tanto habíamos considerado que nuestra petición caería “en saco roto” pues como dije al Sr. Alcalde, “la sartén la tienen ustedes y ustedes son los que dan los sartenazos”. Tanto el Sr. Varela como su equipo técnico han mantenido una conversación de más de 15 minutos con mi acompañante D. Santiago Garrido, y que yo escuchaba con el mayor interés, tratando por todos los medios de convencernos que la ubicación en la Plaza de Galicia no era la más adecuada. Pues bien, toda esa palabrería  no contenía NI UN SOLO ARGUMENTO DE PESO, tal como yo denuncié, que pudiera hacernos desistir de nuestra petición y de muchísimos ciudadanos que, cuando se comenzaron las obras para la instalación, al saber que estas eran para colocar allí el obelisco daban por entero su aprobación. Se ha recurrido a banalidades tales  como que: “ no es un obelisco, es una torre de reloj”, que  “no encaja allí por el tamaño de los edificios de la Plaza”  que “resultaría un estorbo para algunos acontecimientos que se desarrollan en la Plaza”, que  nuestras  consultas a los vilagarcianos se habían hecho “bajo un entorno familiar” o “recurriendo a la nostalgia” y por esta regla podíamos pedir, incluso, “ que el reloj del Concello volviese a la Iglesia Parroquial o que la fuente de Villajuán volviese a ubicarse en su antiguo emplazamiento en una calle hoy inexistente en Vilagarcía; pero  la broma fue mayúscula cuando nos espetaron, de improviso,  que  hasta habían estudiado la posibilidad de ponerlo “en la Plaza del Dr. Carús”  (sin comentarios). Como se puede ver perfectamente los argumentos municipales carecen del más elemental de los sentidos pues no hay ningún impedimento ni urbanístico ni de movilidad, ni siquiera de accesibilidad, ni Ley, ni una  ordenanza municipal puede poner pegas a la instalación. Todo es criterio de “gustos”  o  “de capricho político” Ahora, la propuesta es colocarlo a la entrada de Rey Daviña y veo, con enorme sorpresa, como el Concello se ha apurado a entregar a la prensa una infografía de cómo quedaría el “monumento” incluso con sus lindas flores de colores en la base cuando el Sr. Arquitecto Municipal dijo en la mentada reunión  que las plantas y flores que había tenido en una ocasión,  en su emplazamiento original, “no le pegaban de ninguna manera”. En resumen: la reunión ha sido simplemente una pantomima  en la que nos hemos visto y nos sentimos burlados pese al ambiente de cordialidad que nos han demostrado y empleado pero en el aire se respiraba el “no por el no” desde el principio de la reunión.

El traslado del obelisco (I)

Te puede interesar