La crispación de la derecha une la izquierda

a crispación de los tres partidos de la derecha une a la izquierda por anunciar un apocalipsis de un gobierno que aún no existe. Anunciar catástrofes al no ser ellos capaces de formar gobierno alternativo al que quieren formar PSOE y Podemos con el apoyo de otros partidos de menor cuantía pero suficientes para elegir al denostado Sánchez, según ellos, con los diputados elegidos en urnas como los de los tres partidos del PP, Vox y Cs que formaron gobierno allí donde pudieron.
Es de esperar que esos tres partidos anuncian un infierno para desbancar un gobierno con la misma bravura demostrada hasta la fecha negándole el derecho a gobernar. Es habitual que los partidos pongan zancadillas sin tener en cuenta los intereses generales, cuando su deber sería ponerse de acuerdo en lo básico, la enseñanza, sanidad, servicios públicos, sociales, política territorial, exterior, como hacen en otros países democráticos. Luego gane quien gane tiene que respetar los acuerdos y el que mejor gobierne con eficacia, honestidad y transparencia para recuperar la confianza en los políticos para que hagan un mejor reparto del PIB entre los que sufrieron recortes a favor de especuladores que hizo la derecha en la crisis. Alguien tiene que restituir y reparar esta injusticia, devolver al erario público los 60.000 millones del rescate bancario que prometieron devolver. No olvidarse que el Estado es de todos.
La cosa pública no está nada fácil. Tenemos un conflicto político territorial que hay que resolver con racionalidad y justicia sin usar la manida frase “de que se rompe España”, como argumenta reiteradamente algún partido para ganar votos a pesar de saber que no es verdad. Como tampoco es verdad lo que dicen los independentistas, “de que España nos roba”.
Pero tampoco puede haber territorios con más ventajas fiscales llevándose más tarta, creando insolidaridad entre españoles en igualdad de condiciones. Las únicas ventajas que pueden tener en cada autonomía es la mejor gestión y administración de sus gobiernos.
El Gobierno central no puede utilizar el poder para estrangular los gobiernos autonómicos que no son afines. Por contra tampoco los gobiernos nacionalistas pueden vender su voto a cambio de ventaja económica en detrimento de habitantes de otros territorios.
Durante estos cuarenta años de democracia hubo más injusticias que solidaridad entre territorios dejando a los gobiernos de turno a su libre albedrío de que han abusado del poder de partido para mantenerse en el poder por el poder. Hay que acabar con tal anomalía. 

La crispación de la derecha une la izquierda

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