Más de 30 años en político, comprobé cómo hay personas que al meterse en política, desarrollan sus bajos instintos con facilidad, olvidándose de la confianza depositada en ellos. De los pocos años de democracia, España no hace como en otros países protestantes, respetando lo público. Será porque el cristianismo, se basado más en el perdón, que en la justicia, inclinada hacia capitalismo. Con esta Ley electoral crea desapego y fomenta la codicia. Lo que le pasa a AGE en Orense, para sustituir al dimisionario parlamentario, Calvo de Anova, un pacto de todo el partido, lo puede romper una sola persona, Carmen Iglesias, por no cobertura legal.
La Ley ampara a Carmen Iglesias, pero también es verdad que el puesto que deja Calvo le corresponde a Anova, no a EU, a la que pertenece Iglesias, pero la ocasión es tentadora. Políticamente Iglesias, se sirve a sí misma. Aislada y sola en el Parlamento no tiene posibilidades de mejorar la calidad de vida de los demás, razón por la que toda persona política debe tener para cambiar una realidad injusta. Esta Ley electoral no garantiza la democracia, fomenta la codicia y la corrupción. Es contradictoria y no protege el interés general. Según la Ley, el cargo es de la persona, pero es el partido el que la coloca en la lista; sin embargo, ni al partido, ni el elector le asiste ningún derecho, aunque la persona elegida cometa fraude. Si el elector vota al que le gusta, tiene que tragar alguna persona de la listaque no le guste.
Así la corrupción y la avaricia está servida. Un concejal que forme parte del gobierno pasa a ser alcalde con el apoyo de la oposición de otro partido, dejando a sus compañeros en la oposición. Lo hemos visto muchas veces con mociones de censura. Si el cargo es personal y no del partido las listas electorales deben ser abiertas.