Malos gobiernos, malos resultados

Tenemos pruebas para pensar que el único poder sobre los demás poderes del Estado son los privilegios de los poderes económicos privados que condicionan a su favor los gobiernos elegidos por los votantes. Por eso los partidos políticos no cumplen lo que prometen en campaña cuando llegan al gobierno. Esto demuestra que mandan más los poderes fácticos-económicos que los políticos elegidos. 

Cuando los gobernantes lo pasan bien los ciudadanos/as lo pasan mal. Cuando los políticos no dialogan para llegar acuerdos para el bien común, los ciudadanos lo pasan mal. Cuando los partidos no cumplen el artículo 6 de la Constitución que dice: “los partidos políticos son instrumentos de participación política..., si no cumplen dicho artículo tampoco lo harán en las instituciones que deben de servirnos. Por eso nuestros partidos son tan sectarios que aburren a los mejores de dentro y a los de afuera transmitiendo odio y conflicto social rompiendo trasversalmente creando la desunión de los españoles y de España. No solo la rompen los independentistas.

Tanto unos como otros solo miran su ombligo arrinconando a todos aquellos que no piensan como ellos, carecen de visión cívico-política de Estado en contra del interés general.

En democracia todo se puede hablar y nadie debe impedirlo, pero todo nuevo planteamiento pasa por respetar las normas establecidas en vigor hasta que ambas partes se pongan de acuerdo para cambiarlas. Para eso tienen que hablar y no utilizar las instituciones partidariamente.

El conflicto político en Cataluña vino porque los gobiernos, autónomo y central no quisieron dialogar porque estaban inmersos en una enorme corrupción creando la nube de humo para desviar la atención se le fue de las manos la situación. Fue un grave error por ambas partes por falta de diálogo a su debido tiempo. Así cada uno, la Generalitat por un lado y el Gobierno central por otro se aprovecharon de la confrontación con fines partidarios dejando que el tiempo arreglara la situación como hacen los sistemas totalitarios que no oyen ni ven. La historia demostró que  necesitan dialogar para aproximar posturas sobre sus apetencias y preferencias. 

Antes, y ahora más, la unión es más eficaz para la competitividad. La división debilita. En Cataluña no mejorarían sus capacidades con la independencia. Al fin y al cabo, Cataluña creció con el esfuerzo de todos y dentro de España. En el pasado los nacionalismos de Europa estaban en constantes guerras locales culminando con dos guerras mundiales para darnos cuenta que lo mejor es lo que hicimos. Unirnos.

Ahora el planeta se hizo pequeño con las nuevas tecnologías y el transporte aéreo y la globalización rompieron el aislamiento donde el  independentismo no tiene futuro. La independencia es aislamiento. Cientos de años, por no decir miles, Cataluña forma parte de España, pero eso no quiere decir que no haya que respetar y defender la diversidad de España.

Malos gobiernos, malos resultados

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