Triunfa el PSOE, se hunde la derecha

Las cosas han sobrepasado a favor de la izquierda lo que se esperaba desde los dos debates televisivos, sobre todo el segundo, y de los últimos y desgraciados lances sufridos por los partidos de la derecha en los últimos días, con especial mención al escandalazo del chaqueteo de Angel Garrido. La derecha no podía esperarlo todo bueno y favorable, después del permanente espectáculo que ha brindado a los españoles, agudizado en las últimas semanas y sobre todo en los últimos días. Ahora vendrá con todos los sermones imaginarios y seguramente no sabrá o no querrá reconocer que su comportamiento no iba a permitir que el resultado electoral fuese a ser muy distinto del desastre que al fin ha sido. La verdad es que no tienen perdón de Dios, pues era facilísimo adivinar lo que podía suceder. No era preciso para ello ser extraordinarios politólogos ni maravillosos comentaristas políticos. Bastaba con el buen sentido del español medio.

El fracaso de los líderes y los partidos de la derecha española, sobre todo del PP, estaba cantado y muchos comentaristas no lo adelantábamos porque somos muy buenos chicos, y además no queríamos ser acusados de partidistas o agoreros. Pero chicos aparentemente tan listos como Casado y Rivera tenían que haberlo adivinado. Lo que pasa es que no eran tan listos y además no se animaban a actuar con ese poquitín de cordura y de sentido común que tantas veces salva a los humanos de las catástrofes. Ni siquiera han sabido adivinar que los desórdenes intelectuales conducen siempre a los mismos resultados. Los que acabamos de ver.

Resulta que los ultras de Vox han sido mejores administradores que ellos del patrimonio político, como de vez en cuando sospechábamos, aunque no lo dijéramos por no meternos en camisas de once o doce varas. Se supone, en cualquier caso, que los abascales algo habrán aprendido de lo sucedido y no se meterán en tinglados que puedan resultar peligrosos, en primer lugar para ellos mismos. Pero ya veremos, porque lo sucedido hasta ahora hace pensar en el riesgo de una segunda parte que iguale o supere a la primera.

Será importante que haya buen entendimiento entre los sectores de la izquierda llamada a administrar el muy favorable resultado de los comicios generales. Ese riesgo de una segunda parte se aleja, puesto que de forma general han sabido mantener el tipo durante todo el período preelectoral. Sobre todo pensando en que España ha de iniciar con calma y sensatez este nuevo y crucial período de la historia del país, que va a dar lugar a una nueva transición. Ni que decir tiene que el buen entendimiento entre Sánchez e Iglesias, sobre todo, ha de ser uno de los factores esenciales del funcionamiento democrático que se espera.

En los próximos días tienen que empezar a gestionar el cambio a que obligan los resultados del 28-A. Sin amontonamientos pero también sin pérdidas de tiempo, pensando que el verano enseguida se nos echa encima y que es urgente la administración de la nueva etapa, esperemos brillante y atrevida. Es justo e incluso obligado reconocer el acertado comportamiento político de Pedro Sánchez, que le ha ayudado para este gran éxito, y de sus colaboradores más cercanos

Triunfa el PSOE, se hunde la derecha

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