La luna rosa

La luna rosa es la luna llena. Es la luna transformadora, embrujada y misteriosa. “Pink Moon” da título a aquel hermoso disco del birmano-inglés Nick Drake del año 1971.
Con una carátula entre psicodélica y soñadora, una taza, una luna con un cuchillo, y una cara como una lágrima de payaso, asombrada ante el plenilunio. Introvertido, huyendo de las actuaciones en directo; no quería ser una estrella, quería hacer feliz a los demás con palabras.
Es de esas voces que te proponen un hogar sin él tenerlo, desde un corazón que sabes que nunca lo encontrará. Decían que a veces era muy triste trabajar con él. ¿A qué suena esta luna rosa? A desolación; es su tercer disco.
Un día dijo: “Me voy a casa”; no soportaba el barullo del público bebiendo y hablando mientras tocaba. Es difícil vivir: “No me gusta estar en casa pero no soporto  estar en otro lado”.
Nick Drake tenía la “enfermedad” de la melancolía, de la luna llena. Para él, la fama “es un árbol frutal insonoro que no puede florecer hasta que su tallo esté en la tierra”. Y así fue.

La luna rosa

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