LAS CIFRAS Y LETRAS DE LA FIESTA DEL ALBARIÑO

Pasados ya varios días desde la celebración de la LXIII Fiesta del Vino Albariño, sin ánimo de entablar polémica alguna ni controversia con la organización ni con opinantes varios, pero desde la óptica de quien como el que suscribe, que durante décadas ha formado parte del equipo organizador, permítanseme algunas observaciones respecto a la edición de este año. Admitiendo que el tiempo de que dispuso el actual gobierno es ciertamente poco, cabe decir que actualmente y con los medios técnicos e informáticos de que dispone no es difícil, en mes y pico, diseñar o confeccionar un programa de actos para quedar bien. Aparte de la supresión de la Gala y la elección de las Reinas, actos que gustaban a muchísima gente, echamos de menos algunas actuaciones destinadas a los niños, exposiciones relacionadas con el Albariño, así como algún número de música selecta para los amantes de ese género musical. En todo caso este capítulo esperamos que en la próxima edición se vea mejorado.
Lo que nos ha causado cierto malestar fue la prisa del gobierno local por exponer los números o balance de la Fiesta, al día siguiente (prensa del martes), con la cantidad de personas asistentes y de las botellas de vino vendidas, cifras que no deben ser determinantes en cuanto al éxito de la celebración. Da la impresión de que el interés se centraba en La Calzada y en Fefiñáns, cuando la fiesta afecta a todo el núcleo urbano. Podemos asegurar que nadie contó las personas asistentes y aún siendo cierto que pudieron ser entre 150.000 y 200.000, también diremos que en la noche del sábado en la zona de atracciones y concretamente en las Goritas había tan poca gente que dudamos que los feriantes se fueran satisfechos del negocio. No estuvo acertado el gobierno al sacar pecho con los números.
A la Fiesta del Vino Albariño los miles y miles de visitantes-participantes vienen gobierne quien gobierne porque es un evento consolidado y harán falta muchos esfuerzos en contra para que se vea minorada o que pierda atractivo, cosa que deseamos no le pase por la mente a nadie, aunque cierto comentario sobre un “exceso” de asistentes ha encendido las alarmas de muchos cambadeses que han llegado a imaginarse la instalación de fielatos en el puente de la Barca, en el Ribeiro de Corvillón y en la rotonda de Vilariño para limitar la participación en la más grande fiesta vitivinícola de Galicia y, posiblemente, de España. Por favor ¡sentidiño!

LAS CIFRAS Y LETRAS DE LA FIESTA DEL ALBARIÑO

Te puede interesar