CUANTO PEOR, MEJOR

Cuando estas líneas salgan a la luz pública es posible que España tenga casi formado un gobierno compuesto por miembros de una macedonia de partidos, con bastantes diferencias ideológicas y programáticas pero con una total afinidad de intereses partidistas y personales, entre los que no cuentan para nada los de los ciudadanos de un país en el que no aprendemos a cuidar aquello que nos procura bienestar verdadero y duradero. 
Tras la postura elegante de Mariano Rajoy, declinando educadamente el ofrecimiento del Jefe del Estado para que presentara su opción a gobernar, porque no contaba con el respaldo suficiente y con la representación mayoritaria del electorado, en la siguiente ronda de consultas el Rey formuló el ofrecimiento al representante del segundo partido más votado, el PSOE, quien no dudó un minuto en ponerse a la tarea de alcanzar el tresillo de Moncloa ofreciendo “a izquierda y derecha”, acuerdo de gobernabilidad. 
A la izquierda de su partido está el resultado de aquellas algaradas de la Puerta del Sol, de Madrid, encabezada por un singular personaje que se hace notar por un atuendo informal y una melena en forma de “sígueme pollo”, aupado por un par de canales de televisión privada y por unos dineros de procedencia iraní y bolivariana cuya legalidad está por probar. 
Asimismo el candidato socialista extendió su ofrecimiento a independentistas catalanes y vascos para conseguir una cantidad de escaños que justifique la formación del gobierno pero sin alcanzar, aún así, una mayoría que le permita ejercer su función con tranquilidad. La oferta del candidato de izquierda, pero menos que el antes citado, también llegó a un partido nuevo, “emergente”, que según su líder, inexperto y poco conocido antes de las Elecciones, defiende la unidad de España, la honestidad y todo lo bueno que tenemos los españoles, aunque, claro está, sin haber gobernado ni una comunidad de vecinos. 
A estas alturas de la situación, y cuando las autoridades europeas, a cuyo Club pertenecemos, nos empiezan a advertir de los peligros de la incertidumbre e inseguridad ante la posibilidad de un gobierno inestable, el candidato sigue obstinado en presidir el gobierno al precio que sea, desoyendo incluso a expertos políticos de su mismo partido que le indican que debe gobernar el más votado, es decir, el Partido Popular.
En estos días desde Bruselas se hizo saber al gobierno de Portugal, formado también de una manera “a la brava”, aunando todo cuanto se considerase izquierda, aunque sin parecido ideológico ni programático, que le daba el visto bueno al Presupuesto para el presente año, pero marcándole las líneas rojas o negras que requiere la situación de la economía del país vecino. El otro vecino, no geográfico pero si ideológico, de nuestros “podemitas”, el griego Tsipras, acaba de anunciar, no un recorte, sino un tijerazo a las pensiones de sus paisanos de entre un 30 y un 40 por ciento, por lo que ya recibió una huelga general. Ojo pues, a lo que nos puede suceder si nos gobiernan estos muchachos, entre los que sabemos que los hay que opinan que ¡¡cuanto peor, mejor!!

CUANTO PEOR, MEJOR

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