Una lección de patriotismo

A raíz de la imperdonable masacre ejecutada por los islamistas el pasado viernes día 13 en París, la ciudad luz, la capital de Francia, hemos podido comprobar el alto grado de patriotismo demostrado por el pueblo francés, aunando voces y gestos para superar el sufrimiento que le infligió el fanatismo y la barbarie terrorista asesinando a más de un centenar de personas de distintas nacionalidades, edades y credos sin que haya razón alguna para semejante ataque a la libertad. Aunque el crimen se ejecutó en Francia, el atentado afecta a todo el mundo libre en general y a Europa en particular.
Pero lo que motiva este comentario es el ejemplar comportamiento de las mujeres y hombres de un país que tiene por lema la libertad, la igualdad y la fraternidad, y en verdad que en esta ocasión han hecho gala de un exquisito cumplimiento de tal divisa. Han entonado con emoción y orgullo La Marsellesa, el himno nacional de Francia causando en nosotros verdadera envidia, sana, pero envidia porque, aunque deseamos no tener ocasión de hacerlo, mucho nos tememos que no todos los españoles haremos una piña como la que nos mostraron los galos.
Incluso se nos erizó la piel al ver a Plácido Domingo dirigiendo la orquesta y coro en el Metropolitan de Nueva York, con una interpretación de La Marsellesa como homenaje a las víctimas de los execrables atentados.
Bien quisiera poder asegurar que en nuestra España tendríamos un comportamiento tan ejemplar en circunstancias similares, pero no me atrevo porque en un país donde se desprecian sus símbolos, pese a estar amparados por las leyes; en un  país en el que se produce una despreciable pitada al himno nacional y al Jefe del Estado en un campo de fútbol; donde unos cuantos iluminados catalanes, vascos o gallegos pretenden despedazar el mapa de la nación más vieja de Europa, difícilmente se puede esperar esa unidad de criterio y esa demostración de patriotismo como la que nos acaban de mostrar los franceses. Por no tener no tenemos ni letra para entonar el himno nacional, que hay quien cree que tiene más o menos setenta años, y así se nos ve con la boca cerrada cuando suena para recibir la Copa del Mundo de Fútbol, por poner un solo ejemplo.
Pues al que suscribe le vale, y mucho, la letra del insigne poeta, dramaturgo y escritor José María Pemán: “¡¡ Viva España ¡! Alzad los brazos, hijos del pueblo español…”.

Una lección de patriotismo

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