Aberrantes primarias

No se entiende el escándalo suscitado por el escaso número de militantes del PP que se han inscrito para elegir al sucesor del jefe fugado: siendo pocos, apenas un 7,5 % de los afiliados, son muchísimos más que antes, que era uno solo el que se ocupaba de semejante cosa.
El Partido Popular siempre consideró aberrantes las primarias, esto es, la democracia interna, y no se puede cambiar radicalmente de registro de la noche a la mañana. Sin embargo, 66.384 electores, los que en unos días decidirán quién se pone al timón de la nave a la deriva, son, dadas las circunstancias y los antecedentes, muchísimos, y podrían ser más si la broma de tener que elegir entre clones políticos en plena canícula no costara veinte euracos. En efecto, el escrúpulo del reglamento pepero que establece que hay que estar al día en el pago de las cuotas para participar en la votación, despoja de ese derecho, de entrada y por moroso, al 92,5 % de los afiliados, que es mucho por ciento.
Pero incluso considerando el repeluzno que aún producen en el aparato del PP las aberrantes primarias, no se entendería tanta inflexibilidad con el pago de las cuotas, que llega al extremo de negar el pan y la sal a semejante masa. Lo más probable es que, así como tradicionalmente lo de las cuotas no tenía la menor importancia, pues ya sabemos que el PP se las arreglaba para financiarse de otras formas, ahora, desveladas y cegadas por la Justicia esas otra formas, el dinerillo de los ochocientos y pico mil afiliados que presume tener el partido cobre una importancia extraordinaria.
Diríase que el Partido Popular no quiere afilados, sino cotizantes. No le pasa solo al PP, ciertamente, pues el Estado (Hacienda) no quiere ciudadanos, sino contribuyentes, y los bancos no quieren clientes, que también por eso se han inventado la banca on-line, para no verlos, sino únicamente sus cuartos. Lo de pagar cuotas, empero, nunca gozó de mucho predicamento en España, hasta tal punto que se sospecha que ese 7,5% de la militancia del PP que está al corriente, incluidos en ese porcentaje los que han apoquinado a última hora los 20 euros, se corresponde con el número de los que viven de él o a través de él, es decir, alcaldes, concejales, diputados, senadores, asesores, empleados del partido, consejeros...
Sea como fuere, al Partido Popular las primarias le sientan como a un hippy dos pistolas. Siempre las consideró aberrantes, y puede que ahora, que las tienen y de aquella manera, todavía más.

Aberrantes primarias

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