Sin apenas sorpresas

No es por cuestionar la fiabilidad de las encuestas ni el trabajo de las correspondientes empresas demoscópicas. Pero una vez más han acertado en lo grueso y no han estado tan finas en la ya de por sí complicada tarea de traducir estimaciones de votos en escaños. Han atinado en el triunfo y mayoría absoluta del candidato popular, Núñez Feijóo. En el reparto de electos por candidaturas, sin embargo, los sondeos habían estado más divididos y alguno ha quedado francamente desautorizado.
Afortunadamente, no vamos a padecer aquí, en Galicia, el bloqueo que se vive a nivel nacional. La mayoría absoluta del Partido Popular de Galicia evita cualquier especulación sobre el nuevo Gobierno y, lo que es más importante, asegura la estabilidad del mismo.
Son las ventajas de las denostadas mitad más uno en las cámaras legislativas. O si se prefiere, “el sendero claro” que ayer deseaba Feijóo y que a él le tocará gestionar. Se trata, por lo demás, de una merecida victoria a la vista de la gestión realizada desde que en marzo de 2009 se hizo cargo de la Xunta; la tercera absoluta consecutiva en su carrera política y la séptima del Partido Popular de Galicia en diez legislaturas.
Una vez más los sondeos han sobrestimado la fuerza de En Marea, que pretendía “dar una lección a la troika”, pero que, al final, a pesar de su segundo previsible puesto, se ha quedado por debajo de los hasta veinte diputados que alguna entusiasta encuesta autóctona le había adjudicado. Al final, en el reñido forcejeo mantenido a lo largo de la noche, la lista encabezada por el juez Luís Villares le ha ganado el puso al PSdeG y se ha producido el para este tan temido sorpasso. Lo que no es poco.
Desde la perspectiva nacional con que se examinarán los resultados habrá que decir que la clara victoria de Feijóo será difícil de capitalizar por parte del aparato de Génova. En primer lugar, por esperada y ya descontada. Y en segundo término, porque la campaña ha sido muy personalista, completamente centrada en el presidente del partido en Galicia, hasta el punto de que las siglas del PP apenas han figurado.
Lo que de momento resulta una incógnita es el impacto del mal resultado de los socialistas gallegos en los planes de Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE no puede aferrarse ni a que “se han salvado los muebles” para así seguir resistiendo en la huida hacia adelante en que se ha metido. Y si a ello se suma el batacazo en el País Vasco, malamente podrá Sánchez presentarse con créditos como para pedir o exigir algo al comité federal del sábado. Pero, en fin, habrá que esperar acontecimientos. Porque empecinado está mucho.

Sin apenas sorpresas

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