Jugar con fuego

Cuatro son los tipos de establecimientos de juego sometidos al régimen de autorización administrativa para su instalación: casinos, bingos, salones de juego y tiendas o casas de apuestas. Y conviene distinguir. Porque así como los dos primeros, por ser más antiguos y “clásicos” tienen una regulación asentada desde hace años, los otros dos han carecido hasta ahora de planificación legal y reglamentaria. Al menos en Galicia.
El  hecho es que los salones de juego y casas de apuestas están creciendo en los últimos años de forma considerable. Como hongos, han apostillado algunos. En nuestra comunidad, por ejemplo, los primeros han pasado de los 54 de 2013 a los 97 del año pasado. Y las segundas, un poco lo mismo: de 20 a 41.
Por otra parte, la práctica del juego y los problemas de adicción están adquiriendo niveles que los expertos juzgan preocupantes. Otra muestra: a escala estatal el 60,2 por ciento de la población española de entre 15 y 64 años participó durante el 2017 en juegos con dinero y el 0,4 padece un trastorno por juego problemático.
Días atrás la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey, ponía de relieve en este periódico cómo cada vez caen en esta adicción personas con edades más tempranas y cómo se ha acelerado el periodo medio de estado latente en que se pasa de juego a enfermedad.
Y qué decir del alza de las modalidades online, sobre todo entre los jóvenes. Según los datos de 2016, la practican el 6,4 por ciento  de la población española de entre 14 y 18 años. Los registrados para jugar a través de internet han pasado de 637.000 en el 2013 a 1,47 millones en el 2018.
El caso es que no pocas Administraciones se han puesto manos a la obra de intentar reconducir el problema en la medida de las respectivas  competencias. La Xunta ha cerrado de forma transitoria el mercado del juego hasta que sea aprobada la nueva ley que habrá de sustituir a la más que veterana de 1985. Entre tanto, no permitirá nuevas aperturas de salones y casas de apuestas.
Valencia tramita también una nueva norma en la que se endurecen las condiciones para el juego por menores. Madrid (670 casas de apuestas abiertas) sigue apretando las tuercas a lo establecido en la reforma de mayo último. El Ayuntamiento de Barcelona ha prohibido durante un año abrir nuevos locales. Y Coruña no permitirá negocios vinculados con el juego en ningún inmueble municipal. De momento ha cerrado el que funcionaba en la estación de autobuses.
Es una pena la dispersión que se va a producir y que en estos tiempos de la unidad de mercado y de la eficacia administrativa no se piense en una legislación estatal que armonice regulaciones. Mantengo la impresión que no sería difícil un consenso amplio. Porque las coincidencias de partida iban a ser muchas.

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