Merkel repite

Alemania cierra hoy el calendario electoral 2017 en importantes países de nuestro entorno. Con los populistas al acecho, Holanda votó a mediados de marzo y Francia –en este caso, presidenciales– , poco después. Se temía el auge de las fuerzas euroescépticas y de la ultraderecha. Pero no hubo sorpresa alguna. El xenófobo Geert Wilders, que en algún momento llegó a liderar las encuestas, no obtuvo en las urnas el apoyo que se presumía, y la irrupción en escena del hereje liberal del viejo socialismo francés Emmanuel Macron fue arrolladora.
Hoy, como digo, vota Alemania. Y lo hace sin que se esperen sorpresas: desde hace semanas, todas las encuestas coinciden machaconamente en pronosticar que Angela Merkel, 62 años de edad y doce de poder a sus espaldas, renovará mandato. Será el cuarto de su cuenta. En vísperas de llegar a él, acumula ya más años al frente del país que el presidente de Francia y los presidentes de Gobierno de España, Italia y Reino Unido juntos. Nadie, sin embargo, cuestiona allí tal acumulación de mandatos, como aquí objetan algunos en cuanto suman y concluyen que cuatro más cuatro son ocho.
Cierto es que la señora Merkel ha pasado momentos de apuro como consecuencia de la crisis de los refugiados; de la pérdida de posiciones en varias elecciones regionales, y del salto a la política interior de Martín Schulz como candidato y esperanza blanca de los socialdemócratas del SPD, principal partido de la oposición.
No obstante, la figura de la veterana canciller se ha consolidado en los últimos tiempos. Sin arrepentirse de su generosidad inicial, recondujo la política inmigratoria, mientras el globo del expresidente del Parlamento Europeo, que no ha sabido o podido presentar una alternativa posible y creíble, pinchó en seguida.
Pueden parecer exagerados. Pero a la vista del claro triunfo que para la CDU/CSU se espera hoy en las urnas (entre el 37 y el 39 por ciento de los votos y casi veinte puntos por encima del segundo), corresponsales allí destacados dan por hecho que los interrogantes que tendrán ante sí hoy los electores alemanes serán de segundo nivel.
En todo caso –añade alguno– habrá tres o cuatro especialmente significativos: qué tipo de coalición encabezará Merkel: con el SPD como hasta ahora o, si dan los números, con el resurgido Partido Liberal de Christian Lindner; qué dimensión tendrá exactamente la derrota del SPD, y qué papel desempeñarán los ultras de la AfD en el Parlamento federal, si es que logran entrar como parece.
En el giro al centro político de la conservadora coalición gobernante estaría buena parte de la explicación de que las cosas bien puedan ser como se prevén. Merkel y Alemania con ella seguirán mandando también en Europa. La canciller ha enfriado los optimismos expansivos del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker. El pulso con Macron está por dilucidarse.

Merkel repite

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