Regar fuera del tiesto

Salvo para regar fuera del tiesto y hacer un ejercicio del corporativismo, no se sabe muy bien para qué sirvió el miércoles pasado la rueda de prensa del presidente de la CRUE o Conferencia de rectores de las Universidades españolas, Roberto Fernández Díaz.
En teoría se trataba de “explicar las conclusiones” del informe elaborado por los dos observadores externos por ella designados, a propósito del cuestionado máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Pero en realidad el también rector de la Universidad de Lleida poco o nada pudo manifestar al respecto porque los comisionados de marras se encontraron con que determinados documentos estaban –lógicamente– ya en poder de la Fiscalía y varios de los llamados a comparecer no habían acudido a la citación.
Tal vez por eso el rector de rectores cayó en la tentación de regar fuera del tiesto al salirse del ámbito académico que le correspondía y en una clara extralimitación de funciones meterse en el político al más que sugerir que Cifuentes debería dimitir. Una actitud que a muchos ha recordado casos como los de José Blanco, José Montilla, Patxi López, Elena Valenciano, Bernard Soria y otros ilustres exdirigentes socialistas que falsearon currículos, presumieron de títulos que no tenían, dieron clase para la que no estaban acreditados, y no pasó nada.
Con todo, en ejercicio del corporativismo que distingue a la CRUE, Fernández Díaz (Roberto) se pilló los dedos en el cierre de filas con el rector de la Rey Juan Carlos y con el propio centro, que digo yo alguna responsabilidad han tenido en las “graves irregularidades” detectadas en el máster de la dirigente popular y que él mismo reconoce. Aquí, sin embargo, no sugirió dimisión alguna.
La tentación de la política en la Universidad es vieja. Incluso funciona una especie de adscripción informal: si la Rey Juan Carlos pasa por ser próxima al Partido Popular, la Carlos III lo hace con el Partido Socialista, la Complutense con Podemos y la Pompeu Fabra con el nacionalismo catalán.
La CRUE como institución se ha pronunciado a favor de la negociación política con Cataluña. Y más que una asociación privada que aglutina a las Universidades españolas, en realidad ha venido siendo un poderoso lobby de presión política. Al exministro Wert, por ejemplo, le quiso torcer el brazo primero con los ajustes presupuestarios (2012) y luego (2014) con las carreras o grados de tres años, donde impusieron su propio calendario.
Universidades, carreras y masters han florecido como setas. Pero tal vez el caso Cifuentes pueda ser ocasión propicia para ir más allá de la escandalera política y mediática y adentrarse en la catarsis o purificación académica que el sistema de enseñanza superior precisa, endogámico y opaco como pocos. Y lo que es más importante, de calidad en general manifiestamente mejorable.

Regar fuera del tiesto

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